Javier Fumero

De lo que no se está hablando

La tormenta catalana tiene efectos benéficos para algunos, aunque cueste creerlo. Por ejemplo, para el Partido Popular. Toda la marimorena que se ha montado con el referéndum del 1-O y la declaración unilateral de independencia ha alejado los focos de una cuestión que preocupaba mucho a Rajoy.

Durante estos meses se está avanzando en la investigación judicial de los casos de corrupción que afectan al PP. El presidente del Gobierno, Soraya, Cospedal y Maíllo se temían lo peor: una retahíla de noticias, en primera plana durante meses, hurgando en la herida. Sobresueldos, mordidas, caja b, canal de Isabel II, financiación ilegal del partido…

Un horror para cualquier institución. Un panorama preocupante para el que no suele haber antídoto. Bueno, esto no es del todo cierto. Porque tradicionalmente se ha hablado de uno: los conflictos internacionales. Monta una guerra, une al pueblo bajo un enemigo común, y podrás distraer la atención de donde más duele.

En este caso, Cataluña ha sido la guerra del PP. Le ha venido a las mil maravillas. Les hago una pregunta sencilla: ¿Alguien se acuerda ya de aquel 27 de julio en el que Mariano Rajoy declaró en la Audiencia Nacional por el caso Gürtel? Un hecho tan grueso ha caído en el olvido de un plumazo, aniquilado por la gravedad de lo que está pasando estas semanas.

Desde hace dos meses y medio en los juzgados españoles se está tomando declaración a los acusados de casos tan notorios como el mencionado Gürtel, Lezo, Pujol, Púnica, Soule, papeles de Bárcenas, Madeja

Esas comparecencias de los implicados en los escándalos apenas han atraído la atención de las televisiones, radios, prensa escrita o digital. En otras circunstancias, se habrían dedicado especiales al caso, retransmisiones en directo de la llegada y salida de los encausados, se habría desmenuzado el contenido de sus intervenciones…

Una consecuencia de ello, como adelantó hace varias semanas este confidencial, es que abogados, los jueces y fiscales encargados de los casos están encantados porque trabajan con “menos presión” que cuando el foco mediático está puesto sobre ellos. Están, como digo, muy felices. “Así debería ser siempre”, añaden.

Pero la consecuencia más importante, insisto, es el nulo desgaste que esto está suponiendo para el protagonista más destacado: el Partido Popular. Otro ejemplo de ello tuvo lugar este martes.

El inspector jefe en la Unidad de Delitos Económicos y Fiscal (UDEF) Manuel Morocho ha indicado que existen indicios de que el presidente del Gobierno recibió pagos de la ‘caja B’ del Partido Popular que manejaba el tesorero Luis Bárcenas.

 

En su comparecencia este martes en la comisión de investigación del Congreso sobre la presunta financiación irregular del PP, aseguró que cargos como Federico Trillo, Francisco Álvarez Cascos, Mariano Rajoy y el conjunto de los secretarios generales del PP se encuentran indiciariamente entre quienes recibieron ingresos procedentes de la ‘caja B’ del PP, tal y como reflejan los papeles de Bárcenas.

Ojo: dijo “indiciariamente”. Es decir, que habrá que dejar a la justicia realizar su trabajo. No vaya a ser que ese punto no se pueda probar y hayamos linchado –otra vez- mediáticamente a unos sospechosos, vulnerando las legítimas presunciones de inocencia que todos reclamamos personalmente.

Pese a todo, estas palabras, en otras circunstancias, habrían provocado un buen incendio. Este miércoles no aparecían en las portadas de los periódicos.

Más en twitter: @javierfumero

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