Le están haciendo la campaña electoral a Podemos
La indignación se ha instalado en el alma de los españoles. Se ha alojado bien dentro, en el fondo, y va a ser muy, muy difícil que alguien acierte a removerla. Es, simple y llanamente, la campaña electoral perfecta para Podemos.
Los casos de corrupción en ayuntamientos y comunidades autónomas, el obsceno tejemaneje entre finanzas y política que sacó a la luz Caja Madrid, la financiación irregular de los partidos, las cuentas en Suiza de una familia que manda en Cataluña desde hace cuarenta años, los falsos ERES en Andalucía, el desvío de dinero público para inexistentes cursos de formación, la frustrada modificación de la ley del aborto...
Dicen que el éxito de Podemos se ha construido sobre una conexión impecable con el estado de ánimo de los españoles. Es cierto.
Ha calado la sensación de impunidad y enriquecimiento de una élite de políticos y empresarios que llevan años viviendo de la sopaboba mientras el ciudadano medio se parte el lomo cada jornada para pagar los impuestos y financiar sus latrocinios.
Podemos está logrando, con su discurso contra la “casta”, que deje de ser percibida como una plataforma ácrata y antipolítica. Ya no es así. Cada día que pasa se consolida como una alternativa factible.
No es que los españoles confíen plenamente en el chico de la coleta y los profesores de la Complutense que le acompañan. Lo que crece es el deseo de mandar un mensaje alto y claro a los políticos de la derecha, del centro y de la izquierda, a los financieros y a los empresarios abusadores.
Se acabó el abuso, el robo y la superchería. Por eso voto a Podemos. Ya no creo en tu propósito de la enmienda. Por eso voto a Podemos. Se te acabó el crédito. Por eso voto a Podemos.
¿Qué es Podemos, entonces? Un partido oportunista. No está manchado porque no ha gobernado. No suena a viejo porque acaba de nacer. Sintoniza extraordinariamente con el cabreo de la gente gracias a una poderosa campaña de marketing televisivo.
Así se ha convertido en la bandera de los desfavorecidos, los indignados y los pobres de la tierra. La campaña electoral de las generales, insisto, se la están haciendo otros.
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