Cuando nadie daba un duro por Ana Botella

Reconozco que me tiene sorprendido.

La llegada de Ana Botella a la alcaldía de Madrid, en aquel movimiento que llevó a su predecesor Alberto Ruiz Gallardón hasta el Ministerio de Justicia, me pareció arriesgada y con un futuro incierto.

A la sombra del ‘faraón’ ella no lucía. No parecía tener madera. Ni prudencia, porque bien pudo evitar muchas escandaleras que se montaron años atrás de forma más o menos interesada.

Incluso recogía unánimes reproches por el tono que empleaba con la oposición en las sesiones de la Comisión de Medio Ambiente del ayuntamiento, algo áspero y prepotente.

Sea de ello lo que fuere, han pasado 100 días desde su llegada al alcaldía de Madrid y ahí está: serena, discreta, trabajadora.

No heredaba un envidiable botín cuando llegó al consistorio. Sin dinero para invertir, con una deuda de 6.300 millones de euros, sin mucho del talento que dirigía el cotarro (que emigró hacia destacados puestos del Gobierno Rajoy), sin el favor de la prensa que la esperaba recelosa –guadaña en mano- para ajustar cuentas pendientes...

Ha sido una sorpresa. Cuentan quienes trabajan a su lado que ha reorganizado el ayuntamiento de arriba a abajo, ha liderado un plan de ajuste con muy buena pinta, se ha comprometido a acortar los plazos para abonar las facturas pendientes a los proveedores.

Se ha alejado lo suficiente de Esperanza Aguirre para no ser fagocitada. Luce con luz propia y combina con la presidenta de la Comunidad de Madrid para aprovechar su impulso. Otra cosa será si ‘Espe’ decide intentar el asalto al Palacio de Cibeles en 2015. Esa será otra historia.

Por lo pronto, el próximo viernes recibe otro espaldarazo público. Mariano Rajoy ha accedido a recibirla para hablar del municipio de Madrid. Ana Botella será así el primer dirigente municipal del territorio español en pisar La Moncloa para ver al presidente.

 

Toma ya.

Más en twitter: @javierfumero

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