Javier Fumero

La nueva política es un bailongo

He visto a Soraya Sáenz de Santamaría marcarse un bailongo en ‘El Hormiguero’ de Antena 3. Vi a Miquel Iceta arañar votos en la campaña de las catalanas desmelenándose (no es ironía) al ritmo de Queen. Esperanza Aguirre se marcó un chotis con Pablo Motos…

Y yo me pregunto: ¿de verdad piensan nuestros políticos que esta es la nueva forma de llegar a los ciudadanos?

Me gusta leer lo que dice Daniel Innerarity. Es un filósofo (con perdón) muy sugerente, teórico de la política, que lleva años reflexionando sobre el papel que deben desempeñar los partidos y los sindicatos en los nuevos tiempos.

Es curioso: nunca le he visto hablar de danzas, cabriolas o pantomimas. Nunca. Se refiere a otros fenómenos. Por ejemplo:

-- “Las cosas van ahora a gran velocidad. Estamos muy poco en el presente porque las cosas se vuelven obsoletas enseguida. La lógica de la moda ha invadido la lógica política y lo que tenemos son productos de temporada. Por tanto, los tiempos de la decepción política se han acelerado dramáticamente. El tiempo que tarda alguien en decepcionarnos, el carisma en agotarse, la percepción de inutilidad, se reduce”.

-- Ahora “todas las instituciones que establecen una mediación, me da igual que sean las escuelas, las religiones, los partidos, los sindicatos, los profesores, están sometidos a una exigencia renovada de legitimación, y toda mediación que no aporte un valor nos la vamos a llevar por delante”.

-- “Los partidos políticos son una institución muy pesada porque responden a lo que a mí me gusta llamar la lógica del contenedor. Es decir, la lógica según la cual los partidos no se limitaban a representar ciertos intereses, sino que, de alguna manera, los partidos clásicos estructuraban sectores enteros de la sociedad y estabilizaban identidades sociales y políticas. Los trabajadores votaban a la izquierda; los empresarios a la derecha; los de aquí, al partido de aquí, etc. En una democracia de partidos clásica, esa democracia correspondía a una geografía sólida. Hoy lo que tenemos es más bien un panorama difuso. Bauman decía que líquido, yo más bien creo que es gaseoso, el mundo en que estamos es más bien un mundo gaseoso. Y esta fluidificación o este estado gaseoso del mundo afecta a los electores y a las organizaciones”.

-- “La levedad se ha convertido en una clave para entender la cultura de este fin de siglo. Celebrada o denostada, aceptada como algo inevitable, defendida como una conquista a la que no deberíamos renunciar, esta categoría se presenta como rasgo común de muy variadas manifestaciones culturales. (…) Y adquiere muy variadas formas: en la seducción publicitaria que ha sustituido a las formas de imposición del deber; en las relaciones humanas que se multiplican con la misma velocidad con que pierden solidez; en el tono atemperado del discurso político que se aleja cada vez más de las arengas pedagógicas o autoritarias…”.

-- “Es la progresiva sustitución de la imposición por la seducción o, dicho de otra manera, de la propaganda por la publicidad”.

 

Más en twitter: @javierfumero

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