Nunca más tomaré dulce de leche

No es broma. Tengo un amigo que se lo ha tomado muy en serio: no piensa probar nunca más, me ha asegurado, dulce de leche.

Ni la carne, ni el mate, ni la soja, ni la cerveza Quilmes (que no solía pedir nunca, dice, porque es muy mala pero bueno), ni volar con Aerolíneas Argentinas, ni comer en la Vaca Argentina. Nada.

¡Ah! Y va a quemar, asegura, la camiseta de Messi que le compró a su hijo las últimas navidades. Está hecho una furia.

Yo lo veo todo un pelín excesivo pero mi amigo no me escucha. La expropiación ordenada por Cristina Kirchner para arrebatarle a Repsol el 51 % de la petrolera argentina YPF lo tiene muy cabreado.

Pasa con otros españoles.

He visto en las redes sociales que algunos están promoviendo efectivamente un boicot a los productos argentinos. Hay quien distribuye listas de productos y empresas para comenzar con el bloqueo. Otros ofrecen incluso las cifras iniciales del Código de Barras que identifica a los productos que provienen de la Pampa.

Que quede claro. El atropello de la presidenta argentina es una desvergüenza que critiqué abiertamente y sin tapujos en este mismo foro. Sin embargo, esto de los boicots no me parece bien. Aparte de que perjudica a quienes no tienen culpa de nada, me parece un gesto tosco y vulgar.

Los brindis al sol, infantiles y chocarreros, son patéticos. Como la perrera de un niño malcriado que reacciona por la tremenda cuando uno de sus deseos no ha sido colmado.

Sigo pensando que la cabra de la Legión o nada. Pataletas, llantinas y escenitas, las justas.

 

Más en twitter: @javierfumero

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