Aumenta la seguridad en los vuelos España-EEUU: Iberia da orden de desconectar el teléfono de pago y la información de ruta; prohibido tocar el equipaje de mano una hora antes de aterrizar

Desde que la Agencia para la Seguridad del Transporte estadounidense promovió nuevas y más estrictas medidas de seguridad en los vuelos que aterrizan en Estados Unidos, coger un avión desde España es cada día más complejo. Las tripulaciones tienen órdenes específicas sobre la información a los pasajeros y el acceso a los equipajes de mano.

Cuando cualquier pasajero intenta embarcar en un vuelo con destino a Estados Unidos desde el aeropuerto de Madrid –Barajas empieza una odisea que puede llevarle varias horas. A los controles de seguridad iniciales y el paso por el escáner se unió hace unas semanas uno muy estricto justo antes de embarcar.

Personal de seguridad ‘cachea’ con celo y rigor al pasaje mientras se obliga a cada individuo a que muestre todos y cada uno de los elementos que lleve en su equipaje de mano. Según relatan a El Confidencial Digital algunos testigos el control es ‘muy rígido y hay que enseñar todo lo que se lleva en la bolsa de mano, sacando uno por uno todos los enseres”.

Una vez embarcados y atendidos por el personal de cabina, el vuelo transoceánico de Iberia transcurre con normalidad salvo por alguna que otra novedad relatada a El Confidencial Digital por fuentes cercanas a la compañía:

--el personal de Iberia está obligado a desconectar el sistema informático que presta información a los pasajeros sobre la ruta del avión. Cuando éste despega, hasta ahora, un monitor mostraba la ruta prevista y el lugar por el que iba pasando el aparato en todo momento. Desde final de año, ese monitor no muestra esas imágenes. Los pasajeros pueden preguntar a la tripulación y ésta contestar ‘cualquier cosa’.

--Iberia ha dado orden también de no habilitar el teléfono de pago que hay en los aviones. Ese teléfono podía ser utilizado, mediante tarjeta de crédito, por los pasajeros mientras tenía lugar el viaje. Ahora, no se pueden hacer llamadas.

--Una hora antes de que el avión tome tierra todo el pasaje debe permanecer sentado con el cinturón de seguridad abrochado. Ya no se le permite levantarse. Pero ni siquiera para ir al baño o para tocar su equipaje de mano que debe haber sido colocado previamente en los portaequipajes superiores.

Una vez en suelo americano empieza otra odisea para poder salir de la zona de desembarque. Hasta tres controles distintos hay que pasar:

--un primer control policial en el que se pregunta al pasajero dónde trabaja y los motivos que le llevan a Estados Unidos, entre otras preguntas.

--un segundo control en una garita, más exhaustivo. Cada cierto número de personas, el personal de seguridad ‘elige’ a unos cuantos para llevarles a este habitáculo.

 

--y finalmente el control de aduanas.

El protocolo que se puso en marcha a partir de Nochebuena, cuando un terrorista con destino a Detroit embarcó en Amsterdam con explosivos dentro de sus ropas, se sigue a rajatabla. Ese celo con el que se trabaja cuando el destino es Estados Unidos no es igual al que pone el personal de seguridad americano cuando el viajero sale de sus aeropuertos hacia Europa. La seguridad es mucho menor. 

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