Los afectados por las preferentes de Bankia van a por los directores de sucursales: han presentado miles de demandas por estafa. Les asesoran Cuatrecasas, Uria Menéndez y Oliva-Ayala

Nuevo capítulo en el escándalo de las preferentes de Bankia. Los más de 100.000 afectados están recurriendo a los juzgados de instrucción para demandar a directores de oficina por presunta estafa. Se han presentado miles de recursos y les asesoran prestigiosos despachos de abogados como Cuatrecasas, Uria Menéndez y Oliva-Ayala.

Según ha sabido El Confidencial Digital de fuentes financieras, los afectados por las preferentes de Bankia están acudiendo a los juzgados de instrucción de sus respectivas comunidades con el objetivo de presentar demandas individuales contra los directores de sucursal que les vendieron estos productos de alto riesgo.

Se han presentado, hasta el momento, según fuentes próximas al proceso, miles de demandas contra directores de oficina, a quienes se les acusa de un delito de estafa. Entre los despachos implicados en la redacción de estos recursos se encuentran Cuatrecasas, Uria Menéndez y Oliva-Ayala. Sin embargo, fuentes de la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri aseguran que el volumen de demandas no es tan elevado.

Las fuentes consultadas advierten a ECD que el proceso judicial no va a quedarse ahí. Se prevé que miles de ahorradores se vayan decidiendo, en las próximas semanas, a llevar a cabo la misma acción, después de que la resolución de los casos haya pasado de la Audiencia Nacional a los juzgados de instrucción territoriales, lo que da a los afectados más garantías de éxito, además de dotar de una mayor rapidez a los procesos.

Un portavoz de Cuatrecasas asegura que el despacho de abogados no está asesorando a los clientes en este caso.

Los directores de oficina echan la culpa a la cúpula

Fuentes financieras de toda solvencia aseguran a ECD que ex directores de oficinas de la entidad y mandos intermedios también llevan varios meses valorando presentar querellas contra el consejo de administración del banco que preside José Ignacio Goirigolzarri, y desviar así responsabilidades.

Tal y cómo se contó en estas páginas –véalo aquí-, tratan de salvar su cara y su honor. Tras participar en un gran proyecto bancario fracasado, advierten, no quieren ser “cómplices” de haber convertido en bonistas y accionistas a decenas de miles de pequeños ahorradores, incluso amigos, vecinos y familiares, con “información falsa” suministrada por sus directivos.

Muchos de estos directores de sucursal, ahora prejubilados o jubilados, viven aún en el barrio donde se encontraba la oficina bancaria. Por eso, deben soportar, incluso, reproches e insultos por las calles de aquellos clientes que confiaron en ellos, y que han perdido hasta el 75% de su inversión, en algunos casos, por el hundimiento de la acción de Bankia en Bolsa.

 

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