A la Comisión Antiviolencia, que permite en el Calderón gritos impunes contra el portero del Athletic de Bilbao

El partido de Liga del pasado fin de semana entre el Atlético de Madrid y el Athletic de Bilbao fue un encuentro que debería ser recordado como el ejemplo de lo que nunca debe pasar en un campo de fútbol. Los seguidores ultras del conjunto madrileño gritaron, faltaron el respeto e insultaron a los jugadores del equipo visitante (especialmente contra su portero) y, por extensión, a multitud de vascos que se sintieron aludidos. Les compararon con etarras, recordaron el asesinato de un seguidor vasco y exhibieron banderas de todo tipo. No es fácil controlar actitudes como esta, pero la Comisión Antiviolencia está para exigir que a los campos de fútbol se va a disfrutar de un espectáculo deportivo. Y no a insultar. Ya son varios los clubes que han expulsado a sus aficionados más radicales por las consecuencias que tiene su conducta. Guindilla a la Comisión Antiviolencia, que no hace nada para evitar estas lamentables escenas.

 

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