Discurso de Nochebuena

Crisis, ejemplaridad de los políticos y Cataluña, claves del mensaje del rey

Gesto de don Juan Carlos con las víctimas del terrorismo colocando una fotografía de la última audiencia con ellas. Se le vio con buen aspecto físico

Don Juan Carlos durante el tradicional discurso de Nochebuena.
Don Juan Carlos durante el tradicional discurso de Nochebuena.

El mensaje de don Juan Carlos pronunciado en la Nochebuena ha estado centrado en asuntos nacionales, como la crisis, la ejemplaridad de los políticos y el problema de Cataluña, aunque en este caso sin citarlo en concreto. Y se comprometió a cumplir personalmente las exigencias de ejemplaridad y transparencia.

Zarzuela quiso que el rey pronunciara el discurso sentado, en contraste con la innovación del pasado año cuando apareció apoyado en su escritorio. A don Juan Carlos se le vio con un buen aspecto físico.

Vestido de traje gris a rayas y corbata roja, en su parte derecha se colocó un Nacimiento que se pudo ver en algún plano de cámara. El rey quiso, además, tener un gesto con las víctimas del terrorismo mostrando una imagen de la última audiencia que tuvo con Ángeles Pedraza, de la AVT, y con Mari Mar Blanco, de la FVT.

En el escritorio del rey también se pudo ver un ejemplar de la Constitución, en clara alusión a Cataluña y a la unidad de España.

El mensaje pudo ser grabado esta misma tarde, ya que en la ventana del fondo se podía ver que estaba lloviendo en los jardines de Zarzuela.

Contenido del mensaje

El discurso fue breve y estuvo bien estructurado. Sobre la crisis que atraviesa España, destacó que está provocando “efectos muy negativos en las personas, las familias y las empresas”, y mostró su solidaridad con quienes la padecen con más crudeza: los parados, los que no tienen vivienda, los jóvenes. Y valoró la aportación de los emprendedores, la pequeña y media empresa, los autónomos y los emigrantes. Agradeció a las personas mayores y a los pensionistas, que se han convertido en “el soporte de muchas economías familiares”, su papel a la hora de soportar la crisis, destacando “la extraordinaria fuerza de la familia en España”.

El rey afirmó que para él “la crisis empezará a resolverse cuando los parados tengan oportunidad de trabajar”.

Desaliento

Tras dedicar un recuerdo especial a las víctimas del terrorismo, don Juan Carlos reconoció que la crisis económica y la falta de ejemplaridad en la vida pública han provocado desaliento en los ciudadanos. “Sé que la sociedad española reclama hoy un profundo cambio de actitud y un compromiso ético en todos los ámbitos de la vida política económica y social”, reconoció.

 

El rey invitó a todos a movilizarse, trabajar para salir de la actual crisis. A los líderes políticos y agentes sociales, a la comunidad intelectual, a las instituciones públicas, a los empresarios e inversores.

Cataluña

Sin citar a Cataluña y su deriva independentista, don Juan Carlos habló de ello cuando insistió en destacar lo que nos une: el afán de asegurar un futuro sólido y justo, los lazos históricos y culturales, la convivencia de nuestras lenguas, la riqueza de un país diversos, la solidaridad que siempre ha demostrado, el sentimiento de comunidad. Citó unas palabras del príncipe Felipe: “España es una gran nación que vale la pena vivir y querer, y por lo que merece la pena luchar"”

La cuestión de Cataluña ha estado detrás de su afirmación de que la Constitución y las leyes deben ser cumplidas, “para que las diferencias y las controversias se resuelvan con arreglo a las reglas de juego democráticas aprobadas por todos”. Añadiendo que “es una verdad incuestionable que debemos tener muy en cuenta”.

Dos compromisos

Don Juan Carlos finalizó su mensaje con dos compromisos personales. El primero de ellos, la voluntad de seguir desempeñando su trabajo, el mandato que le atribuye el orden constitucional. Es decir, que se mantiene en su condición de monarca.

El segundo compromiso lo ha expresado de esta forma: “Asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad”.

El rey terminó agradeciendo los testimonios de alientos recibidos a lo largo del año 2013.

Discurso de don Juan Carlos

A continuación ofrecemos íntegro el discurso de Navidad de don Juan Carlos:

“Buenas noches.

Quiero expresaros a todos mi cordial felicitación en esta Navidad, desearos un venturoso Año Nuevo y compartir con vosotros mis reflexiones sobre el que estamos acabando y mis convicciones sobre nuestro futuro en común.

España continúa sufriendo los efectos de una crisis económica y financiera de una duración y magnitud desconocidas en la historia reciente de la Unión Europea, con efectos muy negativos sobre las personas, las familias y las empresas.

Quiero, por eso, empezar mis palabras con un saludo especialmente afectuoso a aquellos a quienes con más dureza está golpeando esta crisis: a los que no habéis podido encontrar trabajo o lo habéis perdido durante el año que va a terminar; a los que por circunstancias diversas no podéis disponer de una vivienda; a los jóvenes que no habéis podido encauzar todavía vuestra vida profesional; a todos los que habéis soportado tan duros sacrificios con coraje, y a quienes lucháis con vuestros mejores esfuerzos por hacer realidad vuestras legítimas aspiraciones.

Familias

Saludo también a quienes estáis aportando lo mejor de vuestra creatividad y de vuestro talento para superar las dificultades. Pienso en particular en todos los emprendedores; en la pequeña y mediana empresa que sostiene el tejido productivo de la Nación; en los trabajadores autónomos; en los inmigrantes, cuya aportación hay que agradecer sin reservas; en los servidores públicos; en quienes estáis trabajando fuera de España.

Y pienso en vosotros, las personas mayores, los pensionistas, que estáis siendo el soporte de muchas economías familiares. Gracias por vuestra ayuda. Es extraordinaria la fuerza de la familia en España, y fundamental el papel que está jugando en esta grave crisis. Gracias también a la sociedad civil que ha demostrado una solidaridad verdaderamente ejemplar para atender a millones de personas en graves dificultades. Gracias, en definitiva, al conjunto de los ciudadanos por vuestro ejemplo de responsabilidad y de civismo en tiempos ciertamente difíciles.

Permitidme dedicar un recuerdo muy especial y emocionado a las víctimas del terrorismo, con las que la sociedad sigue teniendo una permanente deuda de gratitud. Unas personas y unas familias que durante décadas han sufrido cruelmente la violencia y el terror de unos criminales totalitarios. Sé que estáis pasando momentos especialmente difíciles.

Hoy, como antes y como siempre, quiero compartir vuestro dolor con renovada solidaridad y expresaros todo mi apoyo.

Corrupción

Es indiscutible que la crisis económica que sufre España ha provocado desaliento en los ciudadanos, y que la dificultad para alcanzar soluciones rápidas, así como los casos de falta de ejemplaridad en la vida pública, han afectado al prestigio de la política y de las instituciones.

Sé que la sociedad española reclama hoy un profundo cambio de actitud y un compromiso ético en todos los ámbitos de la vida política, económica y social que satisfaga las exigencias imprescindibles en una democracia. Es verdad que hay voces en nuestra sociedad que quieren una actualización de los acuerdos de convivencia.

Estoy convencido de que todas estas cuestiones se podrán resolver con realismo, con esfuerzo, con un funcionamiento correcto del Estado de Derecho y con la generosidad de las fuerzas políticas y sociales representativas.

Realismo para reconocer que la salud moral de una sociedad se define por el nivel del comportamiento ético de cada uno de sus ciudadanos, empezando por sus dirigentes, ya que todos somos corresponsables del devenir colectivo.

Esfuerzo para que la economía confirme los indicios de recuperación que se están empezando a ver y que tienen que ser todavía más sólidos, porque no podemos aceptar como normal la angustia de los millones de españoles que no pueden trabajar. Para mí, la crisis empezará a resolverse cuando los parados tengan oportunidad de trabajar.

Las reglas aprobadas por todos

Funcionamiento del Estado de Derecho para que la ejemplaridad presida las instituciones, para que se cumplan y hagan cumplir la Constitución y las leyes, y para que las diferencias y las controversias se resuelvan con arreglo a las reglas de juego democráticas aprobadas por todos. El respeto de esas reglas es la garantía de nuestra convivencia y la fortaleza de nuestra democracia. Esta es una verdad incuestionable que debemos tener muy en cuenta.

Y, como siempre, generosidad para saber ceder cuando es preciso, para comprender las razones del otro y para hacer del diálogo el método prioritario y más eficaz de solución de los problemas colectivos.

Mi posición me ha permitido vivir las múltiples vicisitudes por las que ha atravesado España, a la que he dedicado mi vida. He visto momentos malos y buenos y siempre hemos sabido los españoles salir juntos de los malos y construir juntos los buenos.

La Constitución de 1978

Con esa experiencia, puedo decir que el sistema político que nació con la Constitución de 1978 nos ha proporcionado el período más dilatado de libertad, convivencia y prosperidad de toda nuestra historia y de reconocimiento efectivo de la diversidad que compone nuestra realidad. Conviene que lo tengamos bien presente, pues a menudo se pretende que lo ignoremos o lo olvidemos cuando se proclama una supuesta decadencia de nuestra sociedad y de nuestras instituciones.

Reivindicar ese logro histórico no es incompatible con reconocer, como acabo de señalar, la necesidad de mejorar en muchos aspectos la calidad de nuestra democracia.

Esa crucial tarea de modernización y regeneración no es competencia exclusiva de los responsables políticos. También lo es de los agentes económicos y sociales y de la sociedad en su conjunto a través de sus estructuras organizativas.

Lo que nos une

Durante muchos años, juntos hemos caminado en la construcción de nuestra democracia, juntos hemos resuelto problemas no más fáciles que los que hoy afrontamos, y siempre con la ambición de llegar a un objetivo común.

Pues bien, juntos debemos seguir construyendo nuestro futuro porque nos unen y nos deben seguir uniendo muchísimas cosas:

Nos une el afán de asegurar un porvenir sólido, justo y lleno de oportunidades.

Nos unen la intensidad de los afectos y lazos históricos, las culturas que compartimos, la convivencia de nuestras lenguas, la aceptación del diferente.

Nos une la extraordinaria riqueza de un país diverso, de culturas y sensibilidades distintas.

Nos une la solidaridad que siempre demostramos ante las grandes adversidades, ante las desigualdades sociales y territoriales, ante las necesidades de nuestros vecinos.

Y nos une y nos debe seguir uniendo el sentimiento de comunidad que recientemente expresaba el Príncipe de Asturias: España es una gran Nación que vale la pena vivir y querer, y por la que merece la pena luchar.

La Corona promueve y alienta ese modelo de nación. Cree en un país libre, justo y unido dentro de su diversidad. Cree en esa España abierta en la que cabemos todos. Y cree que esa España es la que entre todos debemos seguir construyendo.

Por ello, invito a las fuerzas políticas a que, sin renunciar a sus ideas, superen sus diferencias para llegar a acuerdos que a todos beneficien y que hagan posibles las reformas necesarias para afrontar un futuro marcado por la prosperidad, la justicia y la igualdad de oportunidades para todos.

Ejercer liderazgos

Invito a los líderes políticos y a los agentes sociales a que ejerzan su liderazgo y combatan el conformismo, el desaliento y el victimismo.

Invito a la comunidad intelectual a ser intérprete de los cambios que se están produciendo y a ser guía del nuevo mundo que está emergiendo en el orden geopolítico, económico, social y cultural.

Invito a las instituciones públicas, los empresarios e inversores a que apuesten decididamente por la investigación y la innovación, para mejorar la competitividad y contribuir así a la creación de empleo.

Y os invito a todos a recuperar la confianza en nosotros mismos y en nuestras posibilidades para hacer realidad nuestros mejores anhelos como españoles.

Dos compromisos

Esta noche, al dirigiros este mensaje, quiero transmitiros como Rey de España:

En primer lugar, mi determinación de continuar estimulando la convivencia cívica, en el desempeño fiel del mandato y las competencias que me atribuye el orden constitucional, de acuerdo con los principios y valores que han impulsado nuestro progreso como sociedad.

Y, en segundo lugar, la seguridad de que asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad.

Finalmente, al despedirme, quiero agradecer los generosos testimonios de aliento que he recibido a lo largo de este año, desearos que esta Nochebuena sea una oportunidad para el reencuentro familiar y que en 2014 se cumplan las mejores esperanzas de todos.

De nuevo, Feliz Navidad y buenas noches”.

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