Cristina Fernández de Kirchner: “Nunca un Papa me había besado”. Le pidió a Francisco que mediara en el conflicto de las Malvinas

La mandataria argentina se reunió con el Papa Francisco para felicitarle en persona. La nacionalidad argentina del pontífice hace que la previsión del encuentro sea un "gesto de cortesía y afecto hacia la jefa de Estado", en palabras del portavoz Federico Lombardi. La relación entre el entonces cardenal Jorge Bergoglio y los Kirchner ha sido tensa, sobre todo en los dos últimos años que bloquearon toda comunicación hasta el encuentro de ayer.

El Papa Francisco recibió en una de sus primeras audiencis a Cristina Fernández de Kirchner como jefa de Estado y representante del pueblo argentino, junto a una numerosa delegación del gobierno austral. La audiencia, privada, fue el ambiente propicio donde ambos se intercambiaron regalos como muestras de afecto. Intentando ser original, Cristina le regaló un equipo de mate y un poncho (abrigo tradicional argentino de lana de vicuña que solían usar los gauchos en La Pampa), un gesto para rememorar las raíces comunes. El Papa le regaló una mayólica de la plaza San Pedro y dos libros, uno sobre la Doctrina Social de la Iglesia y otro sobre las conclusiones de la CELAM (Conferencia Episcopal Latinoamericana) en relación a diversos temas que, seguramente, le vendrán bien para encauzar su populismo izquierdista.

Según el portavoz del Vaticano, la conversación fue muy cordial y distendida. Tanto es así que en un momento dado la presidenta preguntó jocosamente: "¿Lo puedo tocar?", a lo que el Papa, campechano y cercano, respondió con un beso en la mejilla. "Nunca un Papa me había besado", reconoció Kirchner sonriente.

La presidenta de Argentina no quiso desaprovechar la ocasión para lanzar su pedido político, a pesar de que durante su mandato ha tenido más de un encontronazo con el entonces cardenal Bergoglio. Consciente de que ya Papa Francisco había mencionado que eligió el nombre de San Franciso de Asís no solo por la pobreza sino también por la búsqueda de la paz, solicitó al nuevo pontífice que tuviera en cuenta la 'cuestión Malvinas', el conflicto territorial que mantiene Argentina con Reino Unido. Más tarde, recordó en rueda de prensa la intermediación positiva que había tenido Juan Pablo II en el conflicto Argentina-Chile sobre el Canal del Beagle. Con esta justificación pidió al nuevo jefe de la Iglesia Católica la misma actitud con respecto a Malvinas.

Los Kirchner y la Iglesia en Argentina

La historia de los Kirchner y Jorge Bergoglio empezó con relaciones diplomáticas pero tuvo sus fuertes encontronazos por las críticas del arzobispo bonaerense a las políticas sociales y populistas. Al cardenal Jorge Bergoglio le molestaban también los "anuncios estridentes" y "exhibicionistas" por parte de los Kirchner en su forma de vender el nuevo gobierno. Ante esta dura relación entre arzobispo y Gobierno, el entonces presidente Néstor Kirchne, fallecido en octubre de 2010, rompió con la tradición de acudir al Te Deum oficial celebrado en la catedral metropolitana desde el año 1810. De hecho Cristina decidió celebrar esta ceremonia, con motivo a la conmemoración de los 200 años de Independencia, en la Catedral de Luján porque "así lo quiere la Virgen" dijo ella, evitando cruzarse con las amonestaciones del arzobispo de Buenos Aires.

Otro hecho que les distanció bastante, y desde entonces no habían vuelto a verse las caras, fue que el Parlamento aprobó el matrimonio homosexual en el año 2010. Ante esta realidad, Jorge Bergoglio cumplió su misión de pastor y criticó duramente la promoción de la ley. Algunos grupos le regalaron cargados epítetos a Bergoglio por calificarla como una "movida del demonio", incluso desde sectores 'católicos' poco fieles al magisterio de la Iglesia.

Los Kirchner no han tenido problemas sólo con Bergoglio, sino con la Iglesia en general. Muy sonado fue el caso contra el obispo castrense, Antonio Baseotto, quien atacó la posición del gobierno de Néstor Kirchner, que quería despenalizar el aborto en el año 2005. Su carta, enviada al Ministro de Sanidad Pública en la que citaba una frase bíblica de Jesús ("Los que escandalicen a los niños merecen que le cuelguen una piedra de molino al cuello y lo tiren al mar"), fue manipulada como una amenaza literal al ministro, por lo que el gobierno argentino decidió removerle del cargo. Sin embargo, el Vaticano intercedió y mantuvo al obispo en su posición evitando cualquier actitud de absolutismo por parte de los Kirchner.

Cristina ha vuelto a toparse con la misma persona de Buenos Aires convertida ahora en el Papa Francisco, y espera reconciliar su pasado con "nuestro jefe de la Iglesia Católica", según sus palabras en rueda de prensa. Dos años ha pasado sin ver la cara de Bergoglio, y, según ha comentado, le ha visto: "seguro, sereno y tranquilo, en paz". Desde luego es muy pronto para acelerar un juicio sobre las relaciones entre el Estado Vaticano y la República Argentina. Pero todo indica que serán fructíferas, si la mandataria proscribe la actitud impositiva que ha llevado en su relación con la Iglesia jerárquica de aquel país austral.

 

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