El próximo objetivo tras la DUI

Echar al ejército de Cataluña, siguiente paso tras la independencia

La CUP, la ANC y Òmnium Cultural tienen diseñado un plan para obligar a los “invasores” a marcharse: escraches, bloqueos de maniobras, sentadas ante los acuartelamientos…

Cuartel de El Bruc (Barcelona).
Cuartel de El Bruc (Barcelona).

El independentismo tiene preparada su hoja de ruta para expulsar al “ejército invasor” de la republica catalana. El plan consiste en estrechar el cerco a las Fuerzas Armadas presentes en la región hasta forzar su marcha a base de escraches, acoso y dificultar su día a día. Su aplicación ha quedado en suspenso de forma indefinida.


La CUP y las plataformas cívicas ANC y Òmnium Cultural han diseñado un plan para asentar la nueva república mediante acciones concretas y directas en varios frentes. Uno de sus objetivos son las Fuerzas Armadas y más específicamente, su salida de Cataluña.

Según ha sabido El Confidencial Digital, la hoja de ruta estaba diseñada de antemano. Poco después de la declaración unilateral de independencia, estas plataformas tenían previsto poner en marcha una serie de acciones con el fin de forzar la marcha de las fuerzas militares españoles con sede en Cataluña.

La aplicación de estas medidas estaba prevista para los días inmediatamente posteriores a la declaración de independencia. Sin embargo, según ha sabido ECD de fuentes bien situadas, las plataformas independentistas han decidido aplazar su puesta en marcha de forma indefinida. El motivo: en estos momentos carecen de la logística y la capacidad de convocatoria necesaria para hacerlo.

Resistencia ‘pacífica’: escraches, sentadas…

Se trataba de una campaña de corte pacífista. No se contemplaba en ningún momento el uso de la fuerza o de la violencia. Las iniciativas planteadas seguían la línea de la “resistencia no violenta” ideada por Mahatma Gandhi y que el independentismo ha adoptado como vía para defender la república catalana.

En la práctica, el plan de las plataformas independentistas consistía en movilizar a sus bases para realizar una serie de acciones de protesta “pacífica” contra acuartelamientos pero dificultando el día a día de las unidades militares.

Entre las acciones previstas se contemplan, por ejemplo, escraches ante instalaciones militares, sentadas silenciosas frente a acuartelamientos o movilizaciones de protesta en parajes donde esté previsto un despliegue para maniobras militares.

Una “fuerza invasora”

En los argumentarios que estaban preparando los impulsores de este plan de acción se alude directamente a la presencia en el territorio de la nueva república catalana de “fuerzas militares invasoras de ocupación” de otro país: España.

Según defienden, esta presencia militar es “una invasión a un estado soberano”. De ahí que las protestas cívicas estuvieran dirigidas a obtener eco en el panorama internacional. Esa presión externa obligaría al estamento militar a abandonar Cataluña.

La Guardia Civil, preparada para defender a los militares

Las fuerzas de seguridad del Estado y las propias Fuerzas Armadas conocen estos planes de los independentistas. Y ya saben cómo frenarlos y evitar que traspasen las fronteras de la protesta cívica.

 

Según explican las fuentes consultadas por ECD, la respuesta a estos escraches y la protección exterior de las instalaciones militares será encargada a los miembros del operativo de la Guardia Civil desplegado en Cataluña el pasado mes de septiembre.

Se llegó a valorar, explican estas voces, que fueran las propias unidades militares de seguridad de cada acuartelamiento, con formación y medios antidisturbios, quienes se ocupasen de repeler cualquier muestra de acoso. Sin embargo, esta opción ha sido finalmente desechada.

Un largo historial de hostilidades

La expulsión de las fuerzas armadas españolas de Cataluña es un objetivo prioritario para los círculos independentistas. Cabe recordar las escenas vividas en junio de 2015, durante la toma de posesión de Ada Colau como alcaldesa de Barcelona.

En aquel acto estuvo presente el entonces teniente general Inspector General del Ejército Ricardo Álvarez-Espejo. Entró al acto bajo un intenso abucheo, con insultos y silbidos entre la multitud. Durante el desarrollo de la toma de posesión, varios miembros de la CUP que le rodeaban gritaron ‘viva Terra Lliure’.

Aquel tenso momento encendió los ánimos de mandos de las Fuerzas Armadas. Algunos incluso propusieron que, de ese momento en adelante, no hubiese representación militar en actos oficiales de ayuntamientos ‘hostiles’.

Menos de un año después de aquella escena, la propia alcaldesa protagonizó otro tenso momento cuando se enfrentó a dos militares durante la Fira de la Enseñanza de Barcelona. Colau les trasmitió que su presencia no era grata en aquel acto. 

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