Economía española: tendencia a la estabilización

La economía española está tocando fondo. Es una forma de verbalizar que, es altamente improbable, el Producto Interior Bruto de España siga cayendo. Antes de ponerme a escribir, he repasado una treintena de informes económicos actuales, propios y ajenos. La tentación es abrumar con abundancia de datos. Sin embargo, tiendo a pensar que, tanto los líderes de opinión, como la población general en nuestro país, están un tanto hartos de tanto número, especialmente de naturaleza económica. Las personas estamos buscando ansiosamente un titular que nos dé la certidumbre de que la crisis económica toca a su fin: casi con toda certeza, puede afirmarse que, a finales de 2013, la economía de España dejará de estar en signo negativo. Y, en 2014, y durante los cinco años siguientes, cabe prever una tendencia creciente a la estabilización económica de España.

Vale la pena matizar lo que estamos diciendo. El primer paso hacia la recuperación económica es que el Producto Interior Bruto deje de ser negativo, es decir, se deje de destruir riqueza y, al mismo tiempo, se pongan las bases para que pueda generarse negocio. Las previsiones últimas del Gobierno de España, y la de todos los servicios de estudios económicos sin excepción, muestran que el decrecimiento del PIB nacional se va aminorando conforme avanza el año. Cada vez se destruye menos riqueza. Un vistazo a los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que abarcan el primer semestre del año, todavía muestra, que la mayor parte de los indicadores económicos, tanto de oferta como de demanda, están en negativo, pero cada vez son menos negativos. Un dato destaca por ser crecientemente positivo: las exportaciones, que ya acumulan más de un 7% sobre el año anterior.

Los hogares y empresas necesitan confianza

Es verdad que la demanda interna no acaba de arrancar: consumo de hogares, consumo de las Administraciones Públicas y la inversión, continúan con ratios negativos. Todo tiene su explicación, tras más de cinco años de crisis económica. El consumo de los hogares está directamente relacionado con el nivel de renta disponible, con el endeudamiento de las familias, con la situación laboral de los individuos, con su capacidad de ahorro y con la percepción actual y futura que tienen las personas, sobre la economía en general y su situación económica individual.

Sobre el nivel de renta disponible, el Banco de España nos dice, en su Encuesta sobre la Riqueza Económico-Financiera de las Familias españolas, que, en 2013, en general, somos un 10% más pobres que hace cinco años. Al mismo tiempo, los costes laborales se han ido reduciendo paulatinamente, tanto los salariales, como por el menor coste de las indemnizaciones por despido. Los costes laborales han descendido una media del 3,6%, lo cual ha repercutido negativamente en la capacidad de renta disponible de individuos y familias. La otra cara de la moneda es que las empresas han aumentado su productividad y han podido repercutir esos menores costes en los precios de sus productos, más fácilmente vendibles fuera de España, lo cual explica, en parte, el aumento de las exportaciones.

Las Grandes Empresas abren camino al exterior

Entre todo el año 2012, y lo que llevamos de 2013, el número de empresas exportadoras ha aumentado un 30% y ya son más de 130.000 las compañías españolas que venden productos y servicios fuera de España. En casi todos los sectores y de muchas maneras. Un buen ejemplo es el ámbito de las infraestructuras: hoy, la primera empresa del mundo de gestión de infraestructuras es española, Abertis, con fuerte presencia en Brasil y otros países iberoamericanos y, ahora, con la vista puesta en Estados Unidos y otros mercados anglosajones. Telefónica se afianza como la primera empresa de telecomunicaciones de Europa, tras sus operaciones corporativas en Alemania (KPN) e Italia (Telecom Italia). El Corte Inglés se lanza de lleno a un proceso de expansión por Europa, haciendo uso del comercio electrónico. Y un banco netamente español, el primero, Caixa Bank (del Grupo La Caixa), recibe el galardón de mejor banco del mundo en innovación tecnológica, por parte de Euromoney. Santander y BBVA se expanden fuera de España.

Los ejemplos son muchos. Fundamentalmente, afectan, o son casos de éxito, protagonizados por grandes empresas. El reto es que el siguiente grupo de compañías que exporte, sea el de las pymes, las que suponen el 99% de nuestro tejido empresarial, y sostienen el 63% del empleo.

Reducir el déficit y consolidación fiscal

 

El consumo de las Administraciones Públicas aun no puede crecer: España debe cumplir unos objetivos muy estrictos de déficit público, pactados con Bruselas (6,5% del PIB, este año) y, aunque el presidente del Gobierno ha anunciado que, “este año, no habrá más recortes” del gasto público ya previsto, también es cierto que la inversión pública cerrará el año en niveles bajos. Incluso, desde muchos ámbitos –especialmente privados-, se pide al Gobierno que entre en el fondo de la cuestión del déficit público que, simplificando mucho, puede resumirse en exceso de administraciones, y demasiado número de funcionarios. Algunas reformas del Gobierno (ley de unidad de mercado y ley de reforma de las administraciones públicas, entre otras) deberían ayudar a racionalizar el sector público haciéndolo más eficaz y eficiente, al tiempo que se favorece la actividad empresarial y el comercio entre las comunidades autónomas. Pero, aun así, en el corto plazo, no se notarán los efectos positivos de estas reformas en la economía. Más aún, el gobierno, en su actualización del Plan de Estabilización y Reformas de 26 de abril, elaboró un escenario, conforme al cuál cabía prever efectos positivos en la economía –fruto de las reformas- a lo largo de un período de diez años. La reforma laboral y la reforma financiera son buenos ejemplos de ello.

La reforma laboral no ha impedido que la tasa de paro haya llegado, en el primer trimestre de 2013, al 27,16% de la población activa, aunque haya descendido al 26,26% en el segundo trimestre. España sigue siendo uno de los países con el mayor porcentaje de desempleados del mundo desarrollado (OCDE). Nos supera Grecia, por ejemplo, en este mal dato. Pero la tasa de paro de la Zona Euro es del 12,1%, la de Alemania –país de referencia en Europa- es del 5,4% y la de Estados Unidos, que tiene por objetivo alcanzar el pleno empleo en 2016, hoy, es del 7,3%. La tasa de paro no es un dato abstracto: es tan abultada, que –según las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS- casi todas las familias españolas conocen algún familiar, amigo o vecino que está en situación desempleo.

En términos absolutos, según la Encuesta de Población Activa (EPA, que nos da el dato oficial de paro), hay casi seis millones de parados en España. Y los Servicios Públicos de Empleo (SPEE, antiguo INEM) tienen registrados algo menos de cinco millones de desempleados. Los costes para el Estado de las prestaciones por desempleo son una partida elevadísima del gasto público, como el pago de las pensiones o los intereses de la deuda pública: deuda que ya alcanza el 92,2% del PIB, dato muy preocupante.

Luces y sombras de la Reforma Laboral

La tan elevada tasa de paro significa, en términos sociológicos y psicológicos, que muchos millones de personas caen en el desánimo. Un millón de familias españolas, según el INE, tienen a todos sus miembros en situación de desempleo. Gracias a Dios que, en España, existe la Iglesia Católica, Cáritas, fundaciones y todo un tercer sector que ayuda a paliar las situaciones dramáticas que se derivan de la elevada tasa de desempleo. Pero, sobre todo, es la existencia de fuertes lazos familiares intergeneracionales lo que sostiene el sistema, evitando una ruptura total entre población general y lo que los anglosajones denominan el “establishment”. Un Estudio reciente de La Caixa cuantificaba la economía sumergida en el 18,9% del PIB. De otra manera, no se explica que, en España, no haya un estallido social. Y, sin embargo, sin la reforma laboral, en su primer año de aplicación (entró en vigor en febrero de 2012), se habrían destruido un millón de puestos de trabajo adicionales y, en lo que llevamos de ejercicio, otros 267.000 empleos. Las empresas tienen mayor flexibilidad para acomodar sus costes: reducción de salarios, por ejemplo, a cambio de mantener el empleo. Como consecuencia de la reforma laboral, España creará empleo cuando haya crecimiento económico, al menos, del 1%.

Reforma Financiera: era necesaria e ineludible

El elevado desempleo y el endeudamiento de las familias (un 32% de su renta disponible, por ejemplo, de media, va destinado a pagar la hipoteca), impiden ver la realidad económica actual y futura con optimismo. Otra cosa es que los datos macroeconómicos que conocemos nos animen a pensar que estamos tocando fondo en la caída: ¿cuánto más se puede seguir cayendo? Tomemos por caso el sector financiero. En 2009 se inició la reforma del sistema financiero. Se ha reducido el número de entidades y, algunas, han sido nacionalizadas. Pero, los bancos, hoy, son más fuertes y esto es esencial para el sostenimiento de todo el sistema económico: sin financiación es imposible que haya actividad empresarial. Se ha exigido a los bancos reforzar sus balances. Se han incrementado capital y provisiones. Hay una mayor supervisión para evitar que los bancos asuman operaciones de alto riesgo que les pongan en peligro a ellos y, por tanto, a sus clientes.

Si no se hubiera salvado el sistema financiero español, en junio de 2012, con casi 40.000 millones de euros provenientes de Europa (fruto del Memorándum de Entendimiento, que concedía hasta 100.000 millones de euros para ayudas a los bancos, hasta diciembre de este año), es altamente probable que los bancos con problemas hubieran empujado al sector y a toda la economía para abajo. Eso hubo que evitarlo a toda costa, como se hizo en Estados Unidos entre 2008 y 2009, “rescatando” a la gran banca de inversión: hoy los cinco primeros bancos norteamericanos han aumentado su tamaño en un 30% y tienen activos equivalentes al 56% del PIB estadounidense, que crece a un ritmo del 2,5% de media y genera 190.000 empleos mensuales. Es menester que, ahora, fluya la financiación bancaria a las pymes, en España.

Apuesta por modelos productivos, como Norteamérica

Estados Unidos puede mostrarnos el camino de la recuperación, también, debido a su apuesta por ciertos modelos productivos. Norteamérica impulsa la Sociedad del Conocimiento, y un 10% de las ayudas públicas del famoso “paquete de estímulo económico de Obama o Recovery Act” (febrero de 2009) fue destinado a la inversión en tecnologías de la información por parte de las empresas americanas. Este es uno de los factores clave que explica por qué Estados Unidos ha crecido tres veces más que Europa desde junio de 2009, cuando Norteamérica abandonó la recesión. Esto debería ser un acicate para que el Gobierno español apueste decididamente por impulsar su Agenda Digital, que va en la misma dirección. De esta manera, podría conseguirse que las empresas sean más competitivas vía ganancias de productividad en sus procesos, y no solo mediante la reducción de los costes laborales. Japón, con las políticas de estímulo de su primer ministro Shinzo Abe, va por el mismo camino, con crecimientos del 3,5% y del 4,1% de su PIB, en los primer y segundo trimestres del año.

La apuesta por la industria es altamente necesaria. Los países que más crecen, tienen potentes sectores secundarios. Así sucede en los casos estadounidense, alemán o japonés, donde la industria supone una media de 24% del PIB. En cambio, en España, hoy, es del 15% (dato del INE) o del 13% (dato de Eurostat, que utiliza una metodología distinta de medición). En cualquier caso, la industria y la manufactura son esenciales para crear riqueza y salir de la crisis. Estados Unidos tiene treinta y dos (32) motores económicos: tecnologías de la información (Costa Oeste), entretenimiento y ocio (California), turismo (Florida, California), juego (Nevada), finanzas (Costa Este, Boston, Nueva York), automóvil (Detroit), energía (Texas, el Golfo de México), etc. Todo ello junto, conforma un PIB, en el que el consumo privado supone el 71%. Y el consumo, basado en la confianza, empuja la producción y el empleo: es un círculo virtuoso que necesitamos en España. La cuestión clave es que, en cada uno de esos motores económicos, hay manufactura. Y cada empleo creado en manufactura, genera cuatro empleos de apoyo. En el caso de las tecnologías de la información, por cada puesto de trabajo en producción creado, se generan otros dieciséis de soporte. Es lo que, en economía, se llama “un multiplicador de puestos de trabajo”.

En España hay muchas incógnitas por resolver. Saber que este año decreceremos menos de lo previsto (-¿1,2%?), que la tasa de paro rondará el 26%, y que el año que viene la economía estará en positivo (+¿0,7?) son datos que indican que lo peor de la crisis podría quedar atrás. Hay que saber, queremos saber, si la economía estará plana y no creará empleo en diez años, o si, por el contrario, habrá revulsivos fuertes que impulsarán el crecimiento. La construcción fue el gran motor del crecimiento económico entre 1998 y 2007. Posiblemente, esto no vuelva a suceder, pero sí sabemos algunos síntomas positivos: el precio de la vivienda sigue cayendo, pero menos (-12,7%). La inversión extranjera empieza a venir a nuestro país: más de 150.000 millones de euros deseando ser invertidos. Proyectos como Eurovegas (17.000 millones de euros y 260.000 puestos de trabajo) podrían venir a España y estimular la economía. Inversores institucionales empiezan a comprar grandes lotes de viviendas. La crisis geopolítica en muchos países árabes (Norte de África, Egipto, Siria, etc) estimula nuestro turismo, que supone más del 10% del PIB y, ya en agosto de 2013, ha experimentado su mejor mes en la historia, con más de 42 millones de visitantes en lo que va de año.

Queda mucho por hacer, en términos de estimular el crecimiento económico y generación de empleo. De esto hablaremos en próximas tribunas. Por ahora, al menos, se están poniendo las bases para que la economía se estabilice, condición sine qua non, para volver a crecer.

Jorge Díaz-Cardiel, Socio Director ADVICE Strategic Consultants; autor de Éxito con o sin crisis y La Reinvención de Obama.

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