Primer mensaje de Navidad del rey

Felipe VI plantea “cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción”

La alusión a que los responsables de conductas corruptas "están respondiendo de ellas" se interpreta como una alusión lejana al caso de la infanta Cristina

Discurso de Navidad de don Felipe.
Discurso de Navidad de don Felipe.

Felipe VI pronunció ayer, Nochebuena, su primera alocución navideña a los españoles como rey, un discurso que había levantado alta expectación, entre otras cosas por conocer si habría alguna alusión a la situación de su hermana, la infanta Cristina. Sin embargo, no hubo referencias directas ni indirectas, aunque situó la corrupción como primer problema de España.

El monarca no citó en concreto la reciente imputación de su hermana por el 'caso Nóos' dictada por el juez Castro, ni tampoco las perspectivas penales que le esperan, y menos aún la eventualidad de que la infanta Cristina pueda renunciar a sus derechos al trono. Sin embargo, la dureza con que condenó la corrupción, diciendo que "los responsables de conductas irregulares están respondiendo de ellas", se ha interpretado como una referencia implícita a la situación judicial de Cristina.

Algo semejante ocurre con la alusión a que los ciudadanos necesitan estar seguros de que "el dinero público se administra para los fines legalmente establecidos", puesto que el caso Nóos tiene que ver precisamente con la adjudicación irregular de fondos públicos.

Escenario sobrio

El escenario preparado para la alocución resultó bastante sobrio. Don Felipe, que vestía traje gris y corbata azul, habló sentado en una silla. A su lado, dos fotografías: una con la reina Letizia en actitud de cercanía, la otra del matrimonio con la princesa Leonor y la infanta Sofía a las puertas de Marivent, en verano.

Cuando aludió a don Juan Carlos, se tomó un nuevo plano en el que se veía una fotografía con los anteriores reyes el día de la proclamación, y también, en una mesa lateral, un pequeño belén.

Cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción

En una intervención densa y comprometida, directa y clara, pronunciada con mucha convicción, el monarca abordó sobre todo tres asuntos principales: el problema de la corrupción, la crisis económica y los desafíos que plantea Cataluña. A pesar de lo cual, quiso lanzar un mensaje de confianza en España y en el futuro.

Primeramente se centró en la corrupción, afirmando que "las conductas que se alejan del comportamiento que cabe esperar a un servidor público provocan, con toda razón, indignación y desencanto", y han dado lugar a "una seria preocupación social".

Recordó que en su discurso de los Premios Príncipe de Asturias, en octubre, afirmó que el país necesita "referencias morales a las que admirar, principios éticos que reconocer, valores cívicos que preservar", para añadir: "Necesitamos una profunda regeneración de nuestra vida colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupción es un objetivo irrenunciable".

Tras recordar que "los responsables de esas conductas irregulares están respondiendo de ellas", lo cual es prueba del funcionamiento del Estado de Derecho, insistió en que es necesario evitar que tales conductas echen raíces en nuestra sociedad y se reproduzcan en el futuro. "Los ciudadanos necesitan estar seguros de que el dinero público se administra para los fines legalmente previstos; que no existen tratos de favor por ocupar una responsabilidad pública; que desempeñar un cargo público no sea medio para aprovecharse o enriquecerse".[OBJECT]

"Debemos cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción", concluyó.

 

Inaceptables índices de desempleo

Felipe VI entró en la difícil situación económica del país. Calificó de "todavía inaceptables" los índices de desempleo, que frustran las expectativas de los jóvenes: nuestra economía no ha sido capaz de resolver tal desafío, destacó.

No obstante, consideró un hecho, muy positivo, que "las principales magnitudes macroeconómicas están mejorando". Se ha recuperado el crecimiento y la creación de empleo, que son una base para la esperanza. No obstante, "la lucha contra el paro debe continuar siendo nuestra gran prioridad". Los agentes políticos, económicos y sociales han de trabajar unidos en esa dirección, "porque la economía debe estar siempre al servicio de las personas".

Insistió en que es preciso proteger a las personas más desfavorecidas y garantizar el Estado de Bienestar, soporte de la cohesión social, y mostró su reconocimiento "a las familias y a las asociaciones y movimientos solidarios" por su labor.

"Llevamos a Cataluña en el corazón"

Abordó el problema de Cataluña con una llamada a seguir unidos. "Todos nos necesitamos. Formamos parte de un tronco común del que somos complementarios los unos de los otros pero imprescindibles para el progreso de cada uno en particular y de todos en conjunto".

Felipe VI destacó que no se trata solo de economía o intereses, "sino también y sobre todo de sentimientos. Millones de españoles llevan, llevamos, a Cataluña en el corazón. Como también para millones de catalanes los demás españoles forman parte de su propio ser”. Me duele y me preocupa “que se puedan producir fracturas emocionales, desafectos o rechazos entre familias, amigos o ciudadanos. Nadie en la España de hoy es adversario de nadie”.

El rey afirmó que “todo lo que hemos alcanzado juntos nace de la fuerza de la unión, y esa unidad nos permitirá llegar más lejos”, en un mundo que no acepta la división de las sociedades y que camina hacia una mayor integración. Hagamos todos un esfuerzo y reencontremos los afectos mutuos, respetemos la Constitución, que es garantía de convivencia en libertad.

El cariño de los españoles

Al finalizar, Felipe VI se refirió al tiempo pasado desde que asumió el trono, en junio. “A lo largo de estos últimos meses me habéis rodeado de vuestro respeto, afecto y cariño. Sinceramente, me he sentido querido y apreciado y os lo agradezco de corazón”. Y “he visto ilusión en muchos de vosotros, en vuestras miradas, en vuestras palabras, ante el inicio de una nueva época en nuestra historia”.

Reconoció que son tiempos difíciles, “pero no partimos de cero. Hemos de valorar lo mucho que hemos hecho juntos”. España es una democracia consolidada, con una estabilidad política como nunca antes, el marco constitucional nos ha permitido la alternancia política basada en unas elecciones libres y democráticas. “Somos, además, una nación respetada y apreciada en el mundo”.

Concluyó hablando de los desafíos del futuro: “Regenerar nuestra vida política, recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, garantizar nuestro Estado del Bienestar y preservar nuestra unidad desde la pluralidad son nuestros grandes retos”. “Y ahí estaré siempre a vuestro lado como el primer servidor de los españoles”.

Felipe VI se despidió dando las gracias por haberle escuchado y felicitando a los españoles “en nombre de la Reina, de la Princesa de Asturias y de la Infanta Sofía”. Deseó a todos una feliz navidad en castellano, euskera, catalán y gallego.

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