Javier Fumero

García Margallo, aló vicepresidente

José Manuel García-Margallo ha vuelto a lanzarse al ruedo. Acaba de salir al paso del discurso del lehendakari Iñigo Urkullu en el Aberri Eguna de este domingo en el que pidió un “nuevo estatus político” para el País Vasco.

Margallo ha intervenido desde Taskent, la capital de Uzbekistán, donde se encuentra de visita oficial como ministro de Asuntos Exteriores, para afianzar la presencia de España en este país de Asia Central. De ahí la perplejidad de algunos.

Lo que ha dicho Margallo es bastante sensato. “El diálogo es absolutamente necesario para ir adaptando la realidad política a una realidad que cambia a una enorme velocidad”. Pero debe ser “un diálogo leal, es decir dentro de la legalidad, y que incluya a todos los territorios que forman la nación española”. Porque “las decisiones de una nacionalidad o región española afectan a todas las demás”.

Sin embargo, uno se pregunta: ¿y qué hace el jefe de la diplomacia española, en medio de un viaje oficial, saliendo al paso de un asunto de política interna? ¿De verdad, lo más indicado es que sea el titular de Exteriores quien salga en esta foto?

Lo más llamativo es que Margallo es reincidente. No es la primera vez que sucede algo así. Hace un mes, el ministro declaró que existía un claro “paralelismo” entre la consulta independentista de Cataluña y la votación que tuvo lugar en Crimea, declarada “nula de toda nulidad” según su propia expresión en la reunión de ministros de Exteriores de la Unión Europea.

Aquellas palabras sentaron muy mal en La Moncloa. El jefe de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, que coordina la estrategia del Gobierno sobre Cataluña, le acusó entonces de algo muy grave:  de haber internacionalizado el conflicto.

Contrariamente a lo que algunos dijeron entonces, Margallo no obedecía a Rajoy con aquella salida. Al menos, eso es lo que dicen en Moncloa. Aseguran que muchas veces va por libre y que resulta incontrolable.

El Ejecutivo era partidario entonces de mantener un perfil bajo con respecto al órdago de Artur Mas. La estrategia era responder únicamente en sede parlamentaria (como se hizo hace dos semanas) y responder únicamente a los hechos, no hacerlo a declaraciones o entrevistas.

Ahora, casi sin dejar botar la pelota lanzada por Urkullu, García Margallo ha vuelto a irrumpir con fuerza desde 5.584 kilómetros, que es la distancia que separa a Madrid de Uzbekistán.

 

¿Qué está pasando? ¿No hay más ministros en condiciones de salir al paso? ¿Por qué Margallo de nuevo? ¿Por qué correr el riesgo de que internacionalice ahora otro espinoso debate, en este caso sobre la identidad del País Vasco?

Hay quien explica en clave política esta nueva aparición. Margallo lidera el llamado ‘G-5’, un grupo de ministros, de alto perfil político y  muy cercanos al presidente Rajoy, que han hecho piña frente al enorme poder del otro plato de la balanza del Ejecutivo: Soraya Sáenz de Santamaría.

Soraya está para gestionar los Ministerios y no tiene visión política para tratar sobre estas cuestiones. Por este motivo, el ministro de Exteriores ha decidido asumir protagonismo.

Según estas voces, Margallo se ve en el futuro dando el relevo a la propia Soraya y al titular de Economía, Luis de Guindos. Se ve como futuro vicepresidente económico del Gobierno, con mando en todas las plazas. Y ya está en campaña.

Más en twitter: @javierfumero


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