Pierde fuerza la opción de convocar unos comicios tras el 1 de octubre

La Generalitat se replantea un adelanto electoral en Cataluña

Junqueras ha transmitido que los últimos sondeos dan la victoria a Esquerra, pero el bloque independentista (ERC + PDeCat + CUP) pierde la mayoría parlamentaria

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont.
Oriol Junqueras y Carles Puigdemont.

Referéndum, “sí” a la independencia y elecciones de la nueva “República Catalana”. Esta era la hoja de ruta inicial de Puigdemont y Junqueras. Un plan que derivó después en la exigencia de ERC de convocar elecciones anticipadas si no se celebraba la consulta. Ahora, sin embargo, ni presidente ni vicepresidente ven tan clara la opción de unos comicios.


Según confirman a El Confidencial Digital altos cargos de la Generalitat de Cataluña, cada vez hay menos voces, dentro del Govern, a favor del adelanto electoral , “pase lo que pase” el próximo 1 de octubre.

Tanto Puigdemont como Junqueras tienen asumido, pese a sus declaraciones públicas, que no podrán proclamar la “independencia de Cataluña” tras el referéndum ni convocar las primeras elecciones de la República Catalana. No obstante, y pese al previsible fracaso de la consulta, tampoco apuestan ahora por los comicios autonómicos.

Presidente y vicepresidente se ponen de acuerdo

La postura de ambos coincide ahora tras meses de intensos debates internos entre los socios de Junts pel Sí. Desde principios de año, ERC exigió al PDeCat (antigua Convergencia), la convocatoria de elecciones anticipadas “cuanto antes”, una vez celebrado el referéndum.

Los republicanos querían que la consulta, y las posteriores elecciones, tuvieran lugar antes de verano, pero Puigdemont, forzado en parte por la ejecutiva del Partido Demócrata Catalán, se cerró en banda: las encuestas apuntaban a una caída electoral de los ‘convergentes’, que se verían claramente superados por Esquerra, por lo que ni a él ni a los suyos les convenían esos comicios.

La postura del president, no obstante, cambió en abril. Ese mes, fue informado de que los consejeros Jordi Jané y Santi Vila, y los diputados Carles Campuzano y Jordi Xuclá se estaban moviendo, junto a cargos del partido, para recuperar los valores tradicionales de CDC, renunciar al independentismo, y apostar por un modelo similar al de Íñigo Urkullu en el País Vasco.

Puigdemont, consciente de la traición que se estaba fraguando, decidió acelerar toda la maquinaria independentista y se comprometió con Junqueras a anunciar la fecha del referéndum antes del parón estival.

Una vez confirmado el 1 de octubre, muchos pensaron que el presidente regional aceptaba también la convocatoria de elecciones en otoño pero, según las fuentes consultadas, el pacto es justamente el contrario: “Ahora ni Puigdemont ni Junqueras quieren un adelanto electoral”.

El giro de Oriol Junqueras

Las razones del president para no convocar elecciones son de sobra conocidas: ERC ha rechazado repetir la coalición de Junts pel Sí y, además, aparece en las encuestas muy por encima del PDeCat en intención de voto. La sorpresa, por tanto, es el cambio de opinión de Junqueras, que tendría en su mano lograr los mejores resultados de la historia de Esquerra.

El líder republicano, no obstante, tiene razones de peso, según insisten desde la Generalitat, para no apostar por unas elecciones dentro de tres meses.

 

Fuentes próximas al actual número dos del Govern afirman que Junqueras ha dado este inesperado giro porque, después de analizar una serie de sondeos demoscópicos, ve amenazada la mayoría independentista en el Parlament que se constituiría después de esos comicios: “No está tan claro que la suma de ERC, PDeCat y la CUP dé más de 68 escaños”, advierten.

El actual vicepresidente de la Generalitat es consciente de que el “procés” está sustentado en estas tres formaciones, y teme que unas nuevas elecciones supongan el fin de la iniciativa independentista. 

En ese sentido, ha llegado a la conclusión que una mayoría de los partidos constitucionalistas bloquearía cualquier ley de desconexión, tal y como han demostrado, con sus votos en contra en esta legislatura, Ciudadanos, PSC, PP... y hasta los diputados de En Comú, la marca catalana de Podemos.

De nuevo en manos de la CUP

Con ese posible escenario por delante, Junqueras, y también Puigdemont, empiezan a asumir que la única opción es mantener la actual legislatura los dos años que le restan. Incluso si, como todo parece indicar, el referéndum fracasa.

La continuidad del actual Govern, por tanto, dependería, una vez más, de una CUP que podría dejar de apoyar a la coalición de Junts pel Sí tras no haber podido declarar la independencia de Cataluña.

El reto de Puigdemont y Junqueras será entonces seducir de nuevo a los diputados del partido de extrema izquierda, a los que solo les contentará la reactivación del “procés”… o unos Presupuestos diseñados a su medida.


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