Grisolía no quiere a nadie más

Como estamos todos muertos, de hambre, según las previsiones de Malthus y luego las repetidas por todos sus epígonos, ninguno hemos podido leer el artículo, que no se pudo imprimir por el agotamiento de los recursos también previsto por el club de Roma. Además al no seguir las recomendaciones “científicas” de Francis Galton y al no aplicarse los sistemas de selección que sustituyesen a la perdida selección natural todos los posibles lectores somos tontos por efecto de la caída de patrimonio genético. Si esto no fuese así quizás se podrían haber leído el conjunto de tópicos neomalthusianos de Grisolía en la tercera de Abc, por una vez alejada de la línea editorial del periódico.

El famoso científico, como antes otros tantos, prueba que se puede ser experto en un tema y caer en la más profunda superstición en otros, o que se puede hacer ciencia pero reconvertirla en ideología cuando se aplica a asuntos sociales. Grisolía cita a los autores que han integrado la secta catastrofista pero no da cuenta del riguroso y estrepitoso fallo en las falsaciones. Ninguno de los supuestos efectos de sus previsiones se han podido constatar en el pasado, precisamente por el riguroso cumplimiento de la ley científica de la imposibilidad de realizar previsiones que deban tener en cuenta los resultados imprevisibles de la acción inteligente humana. Si a los malthusianos avant la lettre se les hubiese dejado hubieran exterminado a los niños ante el final de las existencias de frutos silvestres, de caza, de los primeros cultivos, de loa economía de tracción animal (nos anegaba la mierda de caballo según los preclaros espíritus del principios del siglo veinte) del carbón, del petróleo y de lo que sea.

Como las predicciones del club de Roma no han dado en el clavo y nada se ha agotado y casi todo se ha sustituido la secta se ha abonado al calentamiento global que reúne todos los ingredientes, es suficientemente catastrófico, juega con el supuesto sentido común precientífico, no ofrece datos de falsación crea una nueva burocracia científica de administración, además le encuentra una utilidad a las Naciones Unidas, algo ciertamente admirable y benemérito. Lo malo es que a Grisolía se la han jugado y ha publicado el artículo en plena ola de frio, pero como todos sabemos el calentamiento global no es exactamente una subida de las temperaturas sino es algo mas inconcreto que sirve para montar y reventar cumbres, para que Al Gore pase de solemne fracasado a premio Nobel y sobre todo para internar que no nazcan niños en España o Italia en pleno invierno demográfico que a esto no llega el calentamiento. Sobre todo sirve para dar trabajo a la burocracia de la ONU que en caso contrario no podría ejercer su tiranía sobre los países del Tercer Mundo que se dejan, ni reforzar a los tiranos locales tan necesitados de munición ideológica ahora que se les ha acabado el marxismo.

La conjunción neomaltusianismo y calentamiento sirve para recriminar a Corbacho que tema acerca de nuestro futuro demográfico y permite que Grisolía siga en el machito repartiendo permisos de entrada. Ya que el cita griegos me permito recordarle lo que ya conoce, Cronos devorando a sus hijos para impedir que le usurpen el poder, vano intento de detener el curso de la vida, de controlar el futuro para convertirlo en un permanente presente dominado por las nuevas castas dirigentes. Pura ilusión ante la fuerza de lo real, y por cierto de las nevadas.

 
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