Mirando a Tierra Santa

            En estos días de Semana Santa se me hace más vivo el recuerdo de mi estancia en Tierra Santa, una única vez, en 2010,  pero que deja una huella indudable.

 Los Lugares Santos, donde nació y vivió Jesucristo, son  un auténtico “tesoro” del que podemos y debemos disfrutar todos, bien viajando allí, bien leyendo libros o visionando DVD o fotografías, que también remueven.

 En estos días se organizan múltiples  peregrinaciones a Tierra Santa desde todo el orbe,  no sólo por parte de católicos o cristianos, sino también en ocasiones como un “viaje” de personas que no son cristianas y quieren vivir esa experiencia. También se organizan a lo largo de todo el año, desde los cinco continentes.  Allí se vive un acercamiento a Jesucristo, pero también a todo lo divino, que atrae por naturaleza a todo ser humano.

             Estuve unas semanas en 2010, en pleno verano, y ni siquiera las elevadas temperaturas – se aconseja, si se puede, ir en otras estaciones del año-, redujeron el impacto que me produjeron los lugares geográficos donde Jesucristo nació, vivió, murió y resucitó. Impacta estar físicamente en Belén, Nazareth, Betania o  Jerusalén. Es imposible no conmoverse, por ejemplo, en Nazareth, al leer en latín: “Aquí el Verbo de Dios de hizo carne”. O mantenerse impasible viendo a unos metros el lugar donde nació, Belén, o el Santo Sepulcro.

            En aquel verano de 2010 conocí al Padre Artemio Vitores, Vice-Custodio de Tierra Santa, un franciscano que lleva 40 años gastando su vida en Tierra Santa, que vibra más conforme pasan los años.  La atracción de Tierra Santa aumenta conforme más se conoce y se vive, es un “imán” de gran fuerza, que provoca auténticas conversiones en el interior de las personas, porque no es algo del pasado, sino que sigue vivo, habla  y hablará por sí misma mientras dure la historia de la humanidad.

 El Padre Vitores y yo mantenemos contacto por correo electrónico, y sigo con interés los acontecimientos de cuanto allí sucede. Ahora, de modo especial en los días de Semana Santa, y con motivo del ya próximo viaje del Papa Francisco.

            Ciudades y pueblos conmemoran ahora, en ceremonias y procesiones, asistiendo multitudes, cuanto sucedió en Tierra Santa hace 2.000 años. Se vive  con pasión la Semana Santa, pero ojalá cale en muchos su sentido profundo, a base de no meramente “asistir” sino de  “vivir personalmente” estos días mirando a Tierra Santa.

            Tierra Santa lleva a las raíces del Cristianismo, y no es un mero lugar geográfico, sino el “quinto Evangelio”, como se ha denominado en ocasiones. De alguna manera, se haya estado o no en los Santos Lugares, en estos días es casi obligada esa atención a Tierra Santa.

 
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