Javier Fumero

A Pablo Iglesias se la bufan las formas (y eso tiene su importancia)

El otro día pude ver con calma el capítulo 7 de la serie ‘The Crown’, una estupenda ficción de Netflix que les recomiendo vivamente. La recreación de los inicios del reinado de Isabel II al frente de la corona británica es potente, brillante, profunda, de gran calado. Pero a lo que iba.

En este episodio sucede un hecho aparentemente sin trascendencia, alejado de la trama principal, pero significativo (y aviso que ahora voy a soltar algún ‘spoiler’): se jubila el secretario privado de la Reina, Alan Lascelles.

Isabel siente preferencia por un sustituto joven, con el que tiene especial sintonía, pero Lascelles le hace notar la conveniencia de no saltarse las costumbres, el protocolo, las formas. Debe elegir como relevo, le insiste, al secretario sénior que venía formándose para el puesto.

En un momento dado, la Reina irrumpe en el despacho de Lascelles dispuesta a zanjar el asunto y a imponer a su preferido. En ese momento, su veterano ayudante le explica que transitando caminos como ese, uno acaba haciendo dejación de sus responsabilidades… y abdicando, como su tío Jorge.

Isabel se queda perpleja y replica visiblemente molesta por la comparación, que efectivamente parece un salto excesivo. Pero Lascelles remacha su idea explicando cómo el Rey Jorge empezó descuidando las formas, cambiando pequeños detalles de costumbres, optando sutilmente por opciones más individualistas y así acabó como acabó. El capítulo, que recoge otro buen número de peripecias, termina confirmando que Isabel acepta finalmente como secretario al candidato que aconsejaba la tradición.

Traigo esta escena a colación a propósito del numerito que montó este miércoles Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. El secretario general de Podemos reprochó al presidente del Gobierno que actuara al margen de dictámenes y avisos de órganos de la Cámara Baja. Lo hizo en los siguientes términos:

-- “Como usted maneja la prosa de Lope con destreza, he estado reflexionando sobre la expresión que utilizaría usted. Tiene usted varias opciones: me importa un comino el informe de los letrados, me importa un pimiento, me importa un huevo, me importa un rábano o me importa un pepino. Incluso tiene usted otras fórmulas más directas: me la trae floja, me la suda, me la trae al fresco, me la pela, me la refanfinfla”. Para rematar afirmando que la posible respuesta que mejor se adaptaba a Rajoy es “me la bufa”.

El informe al que se refería Iglesias es un documento elaborado por los letrados del Congreso sobre el uso que está realizando el Gobierno del veto presupuestario para impedir la tramitación de iniciativas de la oposición.

¿Entienden lo que les quiero decir? Pablo Iglesias ha decidido, con premeditación y alevosía, saltarse las normas, violar las buenas costumbres, transgredir las reglas básicas de urbanidad y decencia. Los insultos, las palabrotas, las palabras malsonantes, en un Parlamento son obscenas, impropias.

 

Pero insisto. No es un juego, no es una ocurrencia: así actúan quienes pretender erosionar las instituciones hasta vaciarlas de contenido y acabar con ellas.

Más en twitter: @javierfumero

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