José Apezarena

Pablo Iglesias, al estilo del peor Donald Trump

Cuando Tocqueville escribió su obra más conocida, "La democracia en América", una de las conclusiones se centró en mostrar su asombro por el papel decisivo de la prensa en la democracia de Estados Unidos. Una realidad que hoy parece querer desconocer y hasta ensombrecer el actual presidente.

Donald Trump tiene emprendida una autentica guerra sin cuartel contra los medios de comunicación norteamericanos que se atreven a informar con libertad, y que mantienen su independencia a la hora de analizar la trayectoria y gestión del recién llegado presidente.

No deja de criticar en público a televisiones, periódicos y profesionales, discrimina a quién da la palabra y a quién se digna contestar, contraprogramó la ceremonia de los Oscar con un acto presidencial, no asistió a la cena anual de los periodistas acreditados, y hasta se ha atrevido a prohibir la entrada en la Casa Blanca a medios como New York Times, CNN y Politico.

Y, de momento, le está saliendo gratis. No se ha producido una reacción clara de los ciudadanos frente a esas prácticas de censura, insultos y agresiones.

Aquí, en España, acabamos de asistir a una inusual protesta contra el comportamiento de un partido político y sus dirigentes. Me refiero al comunicado de la Asociación de la Prensa de Madrid que califica de "totalmente incompatible con el sistema democrático que un partido, sea el que sea, trate de orientar y controlar el trabajo de los periodistas y limitar su independencia".

Se refiere, en concreto, a Podemos, porque la APM ha recibido una "petición de amparo" de un grupo de periodistas que "se sienten acosados y presionados por el equipo directivo de Podemos, encabezado por Pablo Iglesias, así como por personas próximas a ese círculo".

La asociación ha analizado los testimonios y pruebas aportados por esos profesionales, ha concluido que tienen fundamento, y por ello exige a Podemos que "deje de una vez por todas la campaña sistematizada de acoso personal y en redes que viene llevando a cabo contra profesionales de distintos medios, a los que amedrenta y amenaza cuando está en desacuerdo con sus informaciones".

Dice la APM que el acoso de miembros de Podemos a los profesionales se produce de manera reiterada y desde hace más de un año, con "ataques a periodistas en sus propias tribunas, en reproches y alusiones personales en entrevistas, foros y actos públicos, o directamente en Twitter".

Las presiones se producen también "de forma personal y privada, con mensajes y llamadas intimidantes". El acoso "pretende minar la credibilidad y el prestigio de estos profesionales, sometidos en ocasiones a un bombardeo constante de mensajes que intentan descalificar o ridiculizar su trabajo y recortar su libertad de información".

 

Si omitiéramos las palabras Podemos y Pablo Iglesias, parecería que está hablando de la actuación de Donald Trump y su equipo.

Afirma la APM que la estrategia de acoso practicada por Podemos "vulnera de una manera muy grave los derechos constitucionales a la libertad de expresión y a la libertad de información y coarta el libre ejercicio del periodismo", imprescindible para preservar la salud de una sociedad democrática. Está creando "un estado de miedo" entre los periodistas y tiene como fin "persuadirles de que les conviene escribir al dictado de Podemos, además de tratar de conducirlos hacia la autocensura".

Por si hiciera falta, recuerda a todos los partidos que la crítica al comportamiento y manifestaciones de quien ostenta un cargo público, aunque pueda molestar o herir, es legítima, de acuerdo con la jurisprudencia emanada del Tribunal Supremo.

El mensaje final parecería especialmente propio de Podemos, es decir, que tendría que defenderlo, porque recuerda que "solo una prensa independiente y sin miedo puede cumplir su misión fundamental de control del poder. Solo unos medios firmes en la defensa de la libertad de expresión pueden frenar las tentaciones de los poderosos de eludir la rendición de cuentas a la que están obligados en una democracia como la nuestra".

Ayer, Irene Montero, la nueva portavoz de Podemos en el Congreso, fue entrevistada por Pepa Bueno en la Cadena SER. Preguntada sobre la denuncia, desvió la respuesta recurriendo a datos de la propia APM en su "Informe anual de la Profesión Periodística 2016", según el cual el 75% de los periodistas ceden a las presiones de sus medios por miedo a ser despedidos o relegados.

Una respuesta hábil, que traía preparada, pero que no hizo frente a la acusación directa de los periodistas que se ocupan de la información sobre su partido, y que han denunciado, muy concretamente, presiones y acoso por parte de Podemos y sus dirigentes, encabezados por Pablo Iglesias.

¿Han reconocido algo los de Podemos y sus líderes? No. ¿Van a rectificar? Tampoco. O sea, al mejor estilo del ínclito Donald Trump.

Nunca habría imaginado el actual presidente de Estados Unidos que encontraría un discípulo tan aventajado como Pablo Iglesias. Pero es que el líder de Podemos ha tenido buenos maestros: Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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