Javier Fumero

Primeras conclusiones tras la caída de Puigdemont

El paripé que acaba de desplegar Carles Puigdemont, filtrando a través de Toni Comín su lamento al constatar que el PDeCAT no le sigue, es un gráfico ejemplo de que el suflé se desinfla.

Desde Cataluña, los negociadores lo confirman: el ex president es ya un juguete roto… y lo sabe. Y lo admite: “los nuestros nos han sacrificado; al menos, a mí”.

Es el primer vestigio de que la deriva independentista puede tocar a su fin, de que se empieza a reconducir el estrambote catalanista que amenazaba con eternizarse.

A mi modo de ver, lo sucedido permite extraer ya algunas conclusiones. Por ejemplo:

1. Hay que poner en valor el papel que ha jugado la justicia. Una vez más, la ley ha sido clave. Se comienza a recuperar cierta sensatez porque nadie quiere volver a la cárcel o entrar por primera vez en prisión, donde siguen varios de los protagonistas del desafío al Estado. Nadie quiere tampoco vivir en el exilio, como un prófugo, como un apestado. Los radicales se han visto en un callejón sin salida gracias a los jueces. Es una tranquilidad.

2. La Constitución se aplica y funciona. El PDeCAT y ERC negocian estos días en secreto una salida moderada porque consideran intolerable seguir con la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Si se siguieran las directrices de Puigdemont y la investidura se alargara, Cataluña continuaría gobernada desde Madrid. Por lo tanto, esa medida se demuestra otra decisión correcta.

3. Soraya logra una victoria que necesitaba. Se dijo que el 1-O fue un patinazo de la vicepresidenta, incapaz de reconducir la situación desde la investidura de Mariano Rajoy. Junqueras la engañó, jugó al gato y al ratón con ella y con todos los españoles. Pero ahora, varios meses después, ha acertado con el recurso al Constitucional. La paralización de la investidura ha sido decisiva y ella fue la impulsora de esa medida.

4. El suflé se ha desinflado en cuanto se ha dividido el frente independentista. ERC está muy enfadado con Puigdemont y desde hace varios meses. Concretamente, desde que tomó la decisión de marcharse a Bruselas. No se lo perdonan. Un ejemplo gráfico: este miércoles, cuando se difundieron las quejas del ex presidente por guasap, Junqueras le envió un zasca desde la cárcel mediante un escueto tuit que no incluía tiempos verbales (ni falta que hacía): “90 nits (noches) a Estremera. 107 a Soto”. Pum.

Más en twitter: @javierfumero

 
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