Realizó una confusa declaración de independencia y luego la suspendió

Puigdemont se da un plazo de dos meses para negociar con el Gobierno una salida pactada

Ha informado a los consellers de que cuenta con dos mediadores y buscará el reconocimiento de la UE a ese proceso. Rajoy consensuó con Pedro Sánchez y Albert Rivera la respuesta del Estado

Carles Puigdemont, en el pleno del Parlament.
Carles Puigdemont, en el pleno del Parlament.

Pleno histórico en el Parlament de Cataluña. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, realizó este martes una confusa declaración de independencia. Su estrategia buscaba descolocar al Gobierno central, que estaba listo para una actuación urgente, y también que se visualizara a nivel internacional su disposición al diálogo.

De forma inesperada, el presidente de la Generalitat pidió al Parlament suspender durante varias semanas los efectos de esa declaración “para emprender un diálogo, para llegar a una solución acordada para avanzar en las demandas del pueblo de Cataluña”.

“Con los resultados del 1 de octubre, Cataluña se ha ganado el derecho a ser un estado independiente”, afirmó Puigdemont ante el Parlament. “Si todo el mundo actúa con responsabilidad, el conflicto se puede resolver de manera serena. Por nosotros no quedará”, añadió.

Dos mediadores encima de la mesa

Según ha podido saber El Confidencial Digital por fuentes próximas a la Generalitat, dos horas antes del Pleno Puigdemont informó a los consellers de su máxima confianza de que cuenta con dos mediadores dispuestos a establecer puentes entre la Generalitat y el Gobierno de España.

Les reveló que se trata de personalidades de alto prestigio (cuyos nombres no reveló) y que por tanto se veía en la obligación de aprovechar esa oportunidad. “Cualquier otra alternativa nos conduce a todos al precipicio”, advirtió.

Dio por hecho de antemano que la CUP no iba a aceptar el “paso en falso” contenido en su declaración en el Parlament, y ese fue el motivo que retrasó más de una hora el comienzo del Pleno. Hubo conversaciones y forcejeos, pero Puigdemont mantuvo su estrategia y no cedió a las amenazas de la CUP.

Se da un plazo de dos meses para negociar

“Puigdemont podía haber roto la baraja, pero quería que el mundo entero le viera tendiéndole la mano a Mariano Rajoy y dejar la pelota en su tejado. Que el presidente del Gobierno no pueda eludir las continuas apelaciones al diálogo que se están dando en los últimos días”, explican a ECD fuentes conocedoras de la reunión entre Junts pel Sí y la CUP, que califican ese encuentro de “muy tenso y con gritos de “traidor” al president”.

Sin embargo, aunque su idea inicial pasaba por no poner plazos a la negociación, Puigdemont era consciente de que debía tranquilizar a sus socios de Gobierno, es decir, a ERC, pero especialmente a la CUP. Tenía que poner un límite temporal a este escenario.

El presidente de la Generalitat no se refirió públicamente durante su discurso a la duración del periodo de esa suspensión. Pero, según ha podido saber ECD por fuentes del Govern, el compromiso que Puigdemont ha trasladado a la CUP es que va a darse un periodo de dos meses para negociar con el Gobierno una salida pactada.

Cree que es un tiempo razonable para poder sentarse en una mesa con Mariano Rajoy, sin condiciones previas, y para alcanzar un acuerdo que contemple un referéndum acordado con el Estado.

 

Conversaciones “sin luz ni taquígrafos”

Además, según las fuentes consultadas, el president ha transmitido a su equipo que ahora “es necesario rebajar la tensión”, sobre todo de cara a las conversaciones que han de iniciarse en las próximas semanas.

Por ello, propondrá al Gobierno central comenzar a negociar “sin luz ni taquígrafos”. Considera que han de abandonarse las amenazas y los chantajes. Y que todos han de asumir la responsabilidad que les corresponde y la necesidad imperiosa de desatascar la situación.

“Todo será un juego de matices, en el que hay que tener claro que nadie quiere perder, pero en el que tampoco nadie puede ganar 10-0”, transmitió Puigdemont este martes a consellers con los que pudo conversar ECD tras el pleno en el Parlament.

Buscará que la UE reconozca el proceso

Las fuentes cercanas a Puigdemont explican que otro de los objetivos de Puigdemont es conseguir que la Unión Europea reconozca esa mediación entre los dos gobiernos, para darle la máxima credibilidad a nivel internacional.

En su entorno revelan que ese es el motivo por el que este martes realizó un claro llamamiento a Europa: “A la Unión Europea le pido que se implique a fondo y que vele por los valores fundacionales de la Unión”, afirmó.

Decepción de los independentistas en las calles

Las ambiguas palabras de Puigdemont cayeron como un jarro de agua fría entre los independentistas más ilusionados con que este 10 de octubre sería un día histórico. En Barcelona, varios miles de personas se concentraron en el Paseo Lluís Companys, junto al Arco del Triunfo y cerca del Parlament, para seguir el pleno por una pantalla gigante.

Al terminar el discurso del presidente de la Generalitat, una parte significativa de los concentrados comenzaron a marcharse. De hecho, periodistas allí presentes recogieron escenas de lágrimas, gritos de “traidor” y de “esto es una estafa”. No hubo estallido de alegría, ni escenas de júbilo entre los manifestantes, que se habían congregado con la previsión de que esa noche celebrarían la declaración solemne de independencia de Cataluña.

Lo mismo ocurrió en otros puntos de Cataluña donde se instalaron pantallas gigantes, como la plaza del Vino de Gerona, donde se extendieron las caras largas al escuchar el discurso confuso de Puigdemont.

Las juventudes de la CUP ya hablan de “traición”

“Estamos asistiendo a una traición inadmisible”. Así expresaron su indignación desde Arran, la organización juvenil de extrema izquierda independentista que actúa como “cachorros” de la CUP. Nada más escuchar las palabras del presidente de la Generalitat, acusaron a Puigdemont de “frenar el mandato popular” de las urnas del 1-O.

“Se respira rabia e indignación. Millones de personas heridas, ¿para esto? No tenéis vergüenza”, escribieron desde Arran al grupo de Junts pel Sí a través de Twitter.

El pleno del Parlament se tuvo que retrasar una hora porque, antes de las 18:00, la CUP se amotinó contra el intento de Puigdemont de suspender los efectos de la declaración de independencia. Finalmente, la sesión empezó a las 19:00, pero los diputados dirigidos por Anna Gabriel entraron los últimos al hemiciclo y no aplaudieron las palabras del presidente catalán.

“Nosotros, como la gente, hemos venido a proclamar la independencia”, escribió la CUP, y Gabriel lo resaltó al afirmar con amargura que ellos creían “que hoy tocaba proclamar solemnemente la república catalana”, y “puede ser que hayamos perdido una oportunidad histórica”.

Rajoy consensuó con Pedro Sánchez la respuesta

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, salió desde su despacho en Ferraz hacia el Palacio de la Moncloa, minutos antes de las diez de la noche, poco después de que terminara el pleno en el Parlament, para reunirse con Mariano Rajoy.

El líder socialista aseguró este lunes que apoyará la respuesta constitucional que dé el Estado al desafío soberanista en el caso de que hubiera declaración unilateral de independencia. El Gobierno calificó de “inadmisibles” las palabras de Puigdemont.

La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció a última hora de este martes que Rajoy ha convocado para este miércoles, a las nueve de la mañana, un Consejo de Ministros, dando así el primer paso exigido si decide activar el artículo 155 de la Constitución.

En Moncloa explicaron a ECD que las medidas de respuesta del Gobierno han sido consensuadas con PSOE y Ciudadanos. Mariano Rajoy y Pedro Sánchez analizaron juntos, durante casi dos horas, qué hacer ante la ambigua declaración que había realizado Puigdemont en el Parlament, cuyos efectos suspendió inmediatamente. Sin descartar el 155, ambos hablaron también sobre otras medidas como la Ley de Seguridad Nacional o decretar el estado de excepción.

Durante la reunión, mantuvieron informado al rey, quien seguía atento los acontecimientos desde su despacho en Zarzuela. El presidente también conversó por teléfono con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

El Ejecutivo también pidió al Congreso el aplazamiento de las preguntas e interpelaciones previstas para este miércoles al coincidir a la misma hora con el Consejo de Ministros extraordinario convocado por Rajoy para analizar la intervención del presidente de la Generalitat.

Ante esta situación, la presidenta de la Cámara, Ana Pastor, ha retrasado hasta las once de la mañana el inicio del Pleno. Por la tarde, Rajoy comparecerá en el Congreso, a partir de las cuatro, para explicar las medidas extraordinarias que tomará el Ejecutivo tras la crisis abierta en Cataluña.

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