La zona ha sufrido en los últimos años numerosos ataques

Repetidos informes advirtieron de que la embajada en Kabul no reunía condiciones de seguridad

Un militar británico que conoció el edificio: “esto es una ratonera”. Carecía de muros de hormigón y se encuentra en una calle de circulación abierta, algo que no sucede en otras delegaciones

Foto: Kabul3
Foto: Kabul3

El ataque contra la embajada española en Kabul, en el que fallecieron dos agentes de Policía, Jorge García Tudela, de 45 años, e Isidro Gabino Sanmartín Hernández, de 48 años, no es el primer atentado similar que se registra en esta zona de la capital afgana.


Según explican fuentes de la seguridad del Estado consultadas por El Confidencial Digital, la situación geográfica y la configuración arquitectónica de la delegación diplomática española preocupaba profundamente a quienes estaban a cargo de su protección desde hace años.

Estas dudas acerca de la seguridad de la embajada de Kabul quedaron reflejadas, confirman las fuentes consultadas, en varios informes registrados entre 2008 y 2013. En ellos se especificaba que la situación de la zona era peligrosa. Se venían produciendo una serie de ataques contra objetivos cercanos muy preocupantes.

Fuera de la ‘Green Zone’

Está situada en el barrio kabulí de Sherpur, conocido como el barrio de los ‘Señores de la Guerra’, ya que es aquí donde muchos de estos antiguos –y algunos actuales- traficantes de heroína construyeron sus palacetes residenciales. La delegación española se encuentra fuera de la denominada ‘Green Zone’, el área segura delimitada por Estados Unidos tras la invasión de Afganistán en 2001.

En el mismo barrio se encuentran otras embajadas, como la de Alemania, Reino Unido, Italia o Estados Unidos. Sin embargo, explican las fuentes consultadas, la seguridad de estos edificios comparada con la representación española es ampliamente superior.

Quienes las conocen hablan de grandes complejos con fuertes medidas de seguridad, “prácticamente fortalezas”, caracterizadas por sus grandes muros de hormigón en el perímetro exterior y situadas en calles con acceso restringido a los vehículos de la embajada.

Sin embargo, la legación española no cuenta con esos tapias de gran altura, sus edificios se encuentran muy próximos a la calle y los accesos a la embajada se realizan desde una calle con amplio tránsito de vehículos civiles.

Ataques cercanos todos los años

Personas que han vistado personalmente la sede diplomática española en Kabul aseguran que entre los inquilinos de la embajada siempre ha existido temor a un ataque similar al del pasado viernes.

De hecho, quienes han residido en Kabul durante años recuerdan diversos sucesos muy similares en zonas cercanas: en 2009, los talibán realizaron un asalto a un edificio de Naciones Unidas que se encuentra próximo a la embajada. En aquella ocasión, incluso las ventanas de la embajada española resultaron dañadas por disparos.

Dos años después, en septiembre de 2011, un coche bomba hizo explosión muy cerca de la embajada estadounidense. Posteriormente se registraron tiroteos que duraron cerca de 20 horas.

 

En 2013 se volvió a sentir una explosión desde la embajada. Un coche bomba y un ataque a tiros contra el cercano palacio presidencial afgano provocó el bloqueo de la zona. En el asalto también se vio involucrado el Hotel Ariana, a unos 200 metros de la embajada. Ahí es desde donde, según dicen, opera una de las estaciones de la CIA en el país.

En este 2015 también se produjo un atentado con coche bomba contra la embajada de Turquía, que se encuentra relativamente cerca de la española. Atendiendo a estos y otros antecedentes, los informes de seguridad sobre la embajada recomendaban o bien su traslado hacia otra zona más segura, o un refuerzo sustancial de las medidas de protección.

“Esto es una ratonera”

La débil seguridad de la embajada no sólo era conocida por los miembros de la delegación española. Algunos diplomáticos y militares de otros países, que visitaron este complejo de edificios en Kabul, mostraron su sorpresa por las medidas de protección.

“¿Qué hacéis aquí? Esto es una ratonera”. Esa fue la confesión que realizó un militar británico en 2011 a un militar español residente en la embajada durante esos años. El militar, con el que ha podido contactar ECD, explica que la endeble seguridad de la legación española –respecto a la de otros aliados en la misión ISAF de la OTAN- era bien conocida entre personal extranjero.

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