El Rey que saca las castañas del fuego
Es lo que piensa nuestro ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, el miembro del Gobierno con mejor imagen pública de todos los que participan en los consejos de ministros. Así lo manifestó públicamente este martes en Madrid.
Parece como si quisiera salir al paso de la torpe (torpísima) defensa de la Monarquía que hizo esto domingo el diario El País con un editorial –véalo aquí- que incendió las redes sociales. Y realmente, con razón.
Como reza el dicho, con amigos como estos no hacen falta enemigos: que si dudar de la institución monárquica es un debate artificial, que si el caso Urdangarín ha multiplicado el amarillismo y la frivolidad, que si la familia real no está cuestionada porque hubo una ovación en el Congreso…
Asombroso, inaudito y… torpe. Flaco favor se le hace así a la Casa del Rey. Es lo que pienso.
El titular de Exteriores, como digo, parece ser de la misma opinión porque en su intervención de ayer evitó caer en disquisiciones y centró perfectamente el tiro: el Rey es uno de los mejores embajadores de la marca España y un mediador como pocos.
Recordó que Don Juan Carlos está sacando “las castañas del fuego” a España en determinados países, apelando a la “discreción” para no precisar de qué países se trata. Pero no hace falta ser muy avispado.
El Rey agilizó la firma del convenio para la construcción del AVE entre Meca-Medina por valor de 6.000 millones de euros. Hace unos días aplacó las iras de Cristina Fernández de Kirchner para evitar una nacionalización de YPF que hubiera supuesto un grave quebranto para la española Repsol.
Se puede estar a favor o en contra de la monarquía, se puede debatir y es muy sano, uno puede preferir una república para su país. Perfecto. Pero hay datos incontestables que hablan por sí mismos.
Mucho cuidado con el recurso al ardor guerrero.
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