Para impedir que sigan trabajando por la independencia de Cataluña

Soraya identifica a dos ‘infiltrados’ de Puigdemont y Junqueras en la Generalitat

Pere Martínez y Jordi Boixareu, hasta entonces cargos de confianza, fueron nombrados directores generales días antes de los ceses en el Govern por el 155

Oriol Junqueras y Soraya Sáenz de Santamaría.
Oriol Junqueras y Soraya Sáenz de Santamaría.

Soraya Sáenz de Santamaría sigue de cerca el despliegue en Cataluña de las medidas extraordinarias del 155. Recibe información diaria de las reuniones de coordinación con técnicos y altos cargos de los distintos departamentos del Govern. En los últimos días, dos “infiltrados” en la Generalitat han encendido las alarmas en Moncloa.

Por el momento, la vicepresidenta no se ha desplazado a Barcelona. Está informada al minuto de todos los movimientos por el secretario de Estado de Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro. Su hombre de confianza permaneció cuatro días de la semana pasada recorriendo varias consejerías y empresas públicas catalanas.

Los “infiltrados” de Puigdemont y Junqueras

Según ha podido saber El Confidencial Digital, por fuentes conocedoras de este control al Govern, varios movimientos sospechosos de Puigdemont y Junqueras, en los días previos a la aplicación del 155, han puesto en alerta a Moncloa.

Sáenz de Santamaría ha dado orden de seguir la pista a los que han comenzado a denominarse en Presidencia como “infiltrados” de Puigdemont y Junqueras en la propia Generalitat.

La vicepresidenta reclama datos prácticamente a diario sobre la actividad en sus despachos y de sus reuniones de trabajo. Están sometidos a una vigilancia especial, para evitar que trabajen, en estructuras y administraciones paralelas, a favor de la independencia de Cataluña.

Director de Promoción Económica

En concreto, uno de estos altos cargos señalados por Moncloa es Jordi Boixareu. Sólo unos días antes de verse cesado como vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras lo nombró nuevo director general de Promoción Económica, Competencia y Regulación.

Hasta ese momento, ostentaba el cargo de director del Programa para la Organización y Modernización del Sistema Tributario de la Generalitat. Una plaza eventual que depende del Departament de la Vicepresidència i d’Economia i Hisenda.

Todo indicaba que sería incluido en la primera lista de cargos de confianza destituidos por el Gobierno de Rajoy, el primer día de la aplicación del 155 en Cataluña, acompañando a los ceses de Puigdemont, Junqueras y el resto de miembros del Govern, y con el nuevo cargo sigue en la Generalitat.

Director de Análisis y Prospectiva

En un movimiento similar, Moncloa tampoco ha pasado por alto que Puigdemont ascendió a una persona de confianza, Pere Martínez, justo antes de ser apartado de la presidencia de la Generalitat. Le colocó en un puesto más técnico que político.

Era jefe de Gabinete de Relaciones Institucionales, un cargo eventual, dependiente del Departament de Presidència. Puigdemont le cesó en vísperas del 155 y le designó después director general de Análisis y Prospectiva.

 

Un cambio repentino que ha levantado también las sospechas en el equipo de Soraya Sáenz de Santamaría encargado de la gestión diaria de la Generalitat.

El seguimiento de las actuaciones de ambos esta siendo “exhaustivo”.

Otro “sospechoso” ya ha sido destituido

Esta “vigilancia especial” se aplicó también, hasta hace pocos días, en el caso de Lluís Juncà. Asesor de Oriol Junqueras cuando era eurodiputado, pasó después a ser su jefe de gabinete. Ocupaba el cargo de jefe de la Oficina de Junqueras desde enero de 2016.

Hace una semana, Juncà había sido nombrado secretario general del Departament de la Vicepresidència i d’Economia i Hisenda, para así dejar de ser “personal eventual de la Administració de la Generalitat”. A pesar de las sospechas, el Ejecutivo decidió en un principio su continuidad en el departamento que dirigía Junqueras.

Sin embargo, finalmente fue apartado de sus responsabilidades en el último Consejo de Ministros Extraordinario sobre Cataluña, convocado el martes de la semana en el Palacio de la Moncloa.

En aquella reunión, el Gobierno constató que la normalidad había reinado el lunes en los despachos de la Generalitat, primera jornada de aplicación del 155 que supone la intervención del autogobierno. Solo algunos altos cargos habían acudido a sus puestos de trabajo, como ocurrió con Junqueras y Josep Rull.

Pero otro de los representantes que presumió de tomar su despacho ese lunes fue Lluís Juncà. Esa actitud se interpretó en Moncloa como “clara intención de continuar desde dentro de la Generalitat con la hoja de ruta de la nueva república catalana”. Un escenario que consideró que debía abortar de inmediato.


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