Susana caníbal
Tic, tac, tic, tac. El reloj de la oportunidad marca el tiempo que va a tardar Susana Díaz en devorar al hijo Pedro Sánchez.
Tras su holgada victoria electoral de este domingo en Andalucía, Díaz ha superado un rubicón: ya puede alardear de ser una baronesa del PSOE con votos que la respalden… no como hasta ahora, que vivía como de prestado.
Ahora, su próximo objetivo es Ferraz. No va a cejar hasta conseguirlo. Y quienes la conocen confirman sus modos: es una liquidadora, tenaz, caníbal políticamente, dotada de ese instinto asesino que resulta imprescindible en alguien que pretende sobrevivir en un mar atestado de tiburones.
Susana no hace prisioneros. Tampoco los hará ahora, en su asalto a la fortaleza. Le arropan los empresarios del IBEX, a los que se ha trabajado pacientemente, uno a uno, partido a partido. Es ella (y no Pedro Sánchez) la que inspira verdadera confianza a los todopoderosos de este país.
La líder andaluza ha sido la elegida –in pectore, es decir, no confirmada oficialmente- para apuntalar el bipartidismo en este país. Ella debe contribuir desde el PSOE a frenar la marea de Podemos y sus colegas que tanto asustan fuera de nuestras fronteras.
Amparada por semejante pedigrí, Susana Díaz no se va a detener ante nada. Ni ante Felipe González, ni ante Rubalcaba, ni ante Juan Luis Cebrián. Ante nadie.
Moverá sus peones y forjará alianzas. Lo acaba de intentar con Eduardo Madina y parece que recibió calabazas. Ahora la elegida es Carme Chacón. Pero queda mucho por delante. Veremos.
Lo cierto es que se vislumbra una batalla donde va a correr mucha sangre. Ya lo verán.
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