José Apezarena

¡Acabad con Madrid!

Tres personas juegan con copos de nieve sobre la calzada de la M30
Tres personas juegan con copos de nieve sobre la calzada de la M30

Pongamos que hablo de Madrid. Había pensado titular de esa manera esta pieza, recordando la letra de la famosa canción. Pero, una vez escrita y terminada, me parece que el que ahora lo encabeza responde mejor al contenido final de estas líneas.

De entrada, pensaba referirme a lo ocurrido por aquí, a los sucesos con y tras la tormenta invernal que han colapsado la capital y su comunidad, y cuyos efectos tardarán todavía en desaparecer.

Un primer punto es la broma con que se lo han tomado desde otras regiones del país, mucho más habituadas a inviernos extremos y a nevadas, diciendo que “los de Madrid” se asustan por cosas que en sus parajes son habituales y a nadie asombran. Cosas “normales” por así decir.

Se podría responder que, precisamente porque en estos pagos no abundan episodios semejantes, resulta explicable la extrañeza y aun la alarma demostradas por los madrileños.

Pero más aún con la añadidura de que la nevada no ha sido precisamente “normal”, sino que ha alcanzado registros que aquí no se conocían desde hace cien años, con espesores de más de medio metro y la concurrencia de temperaturas que en algunos parajes han estado diez grados por debajo de cero.

Unas circunstancias extremas para las que, lógicamente, la ciudad no estaba preparada, y tampoco “los madrileños”.

Pero me detengo un poco más en la actitud de quienes, desde otras partes de España, han criticado a los medios informativos nacionales, sobre todo las televisiones, por el enorme despliegue, en horas y en días de emisión, con motivo del temporal de nieve en Madrid.

Hablan incluso de “centralismo informativo”, por considerar que la atención prestada ha sido muy excesiva, tratándose de canales nacionales y que por tanto se ven y siguen (y se ocupan de) por todo el país.

No estoy del todo de acuerdo con esa denuncia. Desde mi punto de vista, la dedicación ha tenido motivos suficientes, por lo totalmente inusual del episodio y por las características de la ciudad afectada.

 

Se justifica por la cantidad de nieve caída, por las consecuencias paralizadoras en la vida de la ciudad, pero más aún por tratarse de la capital de España. Y por ser el municipio más poblado, con 3.334.730 personas empadronadas, sin contar las localidades limítrofes, en una comunidad con 6,7 millones de habitantes.

Y porque, entre otros datos, ha afectado al aeropuerto con más tráfico del país, Barajas, que en 2019 utilizaron 61 millones de viajeros, y que tuvo que ser cerrado por la nieve y el hielo.

Hay otro elemento de reflexión para explicar el interés mostrado: que Madrid se ha convertido en el motor económico de España. Y, por ello, lo que aquí acaezca que afecte a la actividad empresarial, industrial, etc. repercute en el conjunto de la nación.

Pero existe un último, y quizá más de fondo, motivo que explica la singular atención prestada al temporal, a sus consecuencia, y a cómo se ha afrontado. Me refiero a una mirada especialmente crítica hacia todo lo que pueda acaecer en estos pagos.

Ocurre, y lo he comentado en otras ocasiones, que Madrid se ha convertido en el principal objetivo de la izquierda política.

La capital y la comunidad constituyen un foco mediático de primera magnitud por la atención que despiertan. Una gestión medianamente exitosa en ambos terrenos tiene repercusiones de imagen y, por supuesto, consecuencias electorales de presente y de futuro.

Así que están deseando que los gestores se estrellen con motivo de cualquier reto, incluyendo, por supuesto, la nevada. Que todo, en cualquier terreno, les salga mal. ¿Se acuerdan del “Cuanto peor, mejor”? Pues esa es su esperanza. Y por eso se dedican a contar y magnificar.

¿Están las cosas bien en Madrid tras la nevada? No. ¿Se ha podido hacer más? Sin duda. Aunque al mismo tiempo hay que añadir que no se tenían experiencias sobre algo parecido.

Pero ¿solo hay problemas en la capital? No. Se han producido en otros ayuntamientos, incluidos algunos gobernados por los socialistas, como Parla y Pinto. Aunque en estos últimos casos haya que mirar a otro lado.

Por supuesto, esa línea de crítica puede entenderse desde el punto de vista político; pero no tanto mirando las cosas desde la ciudadanía.

Ocurre, como digo, que gran parte de la izquierda no soporta que la capital y la comunidad, gobernadas por la derecha, puedan marchar medianamente bien en ningún terreno. Y menos aún en lo económico.

Les pone de los nervios que su modelo, basado en la rebaja, y aun supresión, de impuestos, lo contrario de la norma socialista de subirlos, produzca como efecto una revitalización económica que es evidente.

Por eso desde los ámbitos de izquierda se insiste en las trabas, limitaciones y discriminaciones, para frenar, desautorizar, descalificar, todo lo que ocurra en la capital y en la comunidad.

Con un oculto objetivo y un mensaje a todo el que quiera escucharles: ¡Acabad de una vez con Madrid! El problema es que no lo tienen demasiado fácil.

editor@elconfidencialdigital.com

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