Por la boca… Sánchez el “regenerador”

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

Lo de “regenerador” puede sonar a crema para la piel e incluso a componente de algún alimento envasado. Pues no, el “regenerador” es Pedro Sánchez que se apresura a presentar una moción de censura, más que censurable, con el único fin de ser presidente del Gobierno, porque lo de echar a Rajoy, regenerar la vida política, estabilizar el país y la memez de las “urgencias sociales”, son excusas de colegial mentiroso.

Desde que dejó el escaño, incluida la vuelta a Ferraz, la vida política de Sánchez ha sido un continuo calvario. Deambulando por el espectro político sin pena ni gloria y condenado a las machadas de los bolos del fin de semana, necesitaba salir de la oscuridad y de la soledad de su despacho y de la nada de un sillón que también está cuestionado por sus propios compañeros de partido.

El clavo ardiendo del problema catalán, le ha servido para la foto en la puerta de La Moncloa, pero le ha durado poco porque lo que él quiere es estar en esa puerta, pero de anfitrión.

Pretender ser presidente del Gobierno con 85 escaños sobre 350 y habiendo perdido las elecciones con el resultado más bochornoso de la historia del Partido Socialista, es de una desfachatez clamorosa y prueba inequívoca de la talla de un político, porque –aunque a simple vista no lo parezca- Pedro Sánchez tiene talla, pero una talla pequeña, escasa, pobre, raquítica e irrelevante; vamos, que no da la talla.

Y tampoco cumple su palabra, por más que se esfuerce en que parezca que sí. Alguien que comparaba a Torra con Le Pen y afirmaba “siempre nos tendrá enfrente”, puede pactar con él para llegar a La Moncloa, pero no puede decir que siempre cumple su palabra. Afirma con pretendida rotundidad, que formará un gobierno del PSOE, deja las elecciones sin fecha y despacha el asunto de forma ambigua, pero cuando ve la posibilidad de que Ciudadanos apoye sus pretensiones, repliega velas y está dispuesto a pactar una moción solamente para la convocatoria de los comicios. Puede dar marcha atrás, puede mandar a sus adláteres a que se desdigan por él, pero no puede decir que siempre cumple su palabra.

El desahogo de pretender ser presidente con ese bagaje, tiene más que molestos a muchos socialistas y, más concretamente, a primeros espadas (o a los que fueron primeros espadas) que no se recatan de decir que están más que hartos del personaje, de sus maneras dictatoriales y del abismo al que está llevando al partido.

Si pretende ganar la moción de censura con las únicas alianzas que lo harían posible, habrá firmado su acta de defunción política y la del PSOE; si sabiendo que no puede ganar sigue en sus trece, el resultado, aunque se dilate en el tiempo, será el mismo.

Es posible que el ciclo de Rajoy esté llegando a su fin, pero es que el de Sánchez aún está por verse.

Para regenerador es poco, para fraude va resultando excesivo.

 
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