Por la boca… La dictadura del legislativo

Pablo Iglesias, en su escaño del Congreso.
Pablo Iglesias, en su escaño del Congreso.

Por si alguien lo dudaba, Pablo Iglesias se ha encargado de dejar muy claro que lo que hoy “gozamos” en España es, pura y simplemente, una dictadura del poder legislativo.

Montesquieu -que de ciencia política sabía un pelín más que Pablo Iglesias y hasta que Pedro Sánchez- no hablaba tanto de separación de poderes como de equilibrio entre esos poderes. No se trataba tanto de la independencia absoluta de los tres poderes, que también, como de lograr que, entre sí, ejerzan de contrapeso los unos con los otros.

En nuestras democracias actuales siempre el ejecutivo o el legislativo ejercen una dictadura total, según vengan dadas. La separación es más que dudosa y el equilibrio no existe más que de boquilla.

Desde hace unos años, coincidiendo con el advenimiento de los populismos, es el legislativo el que se ha adueñado de la situación. Nuestro Congreso y nuestro Senado no se limitan a legislar y a ejercer un control sobre la actuación del ejecutivo, sino que de hecho, gobiernan a su antojo jugando, un día sí y otro también, con la aritmética de los escaños salidos de las urnas. Una situación que, por muy legal que sea, no deja de ser una prostitución clara de las funciones que a uno y a otro poder corresponden, según nuestra Constitución.

La cumbre de esa dictadura, la ha constituido el hecho de que el poder Legislativo, por sí y para sí, y sin pasar por las urnas, haya echado abajo un gobierno y colocado a otro.

Y por si alguien lo dudaba, Pablo Iglesias, se ha encargado de dejar meridianamente claro que lo que hoy gozamos en España es, pura y simplemente, una dictadura del Legislativo.

Dice el líder de la extrema izquierda marxista, que Podemos va a cogobernar desde el Parlamento, es decir, mediante la imposición de condiciones, iniciativas y concreciones que claramente corresponden al Ejecutivo, lo que se asemeja mucho al chantaje permanente que ha de soportar el Gobierno por parte de quienes le sustentan en el poder.

Una anomalía más, en esta vida política nuestra que comenzó viviendo de las rentas de la crítica a una dictadura y que se ha instalado en la amenaza y en la distorsión del verdadero juego político.

Amenaza Iglesias con gobernar desde el Legislativo; amenaza Torra con gobernar desde la calle a golpe de pañuelo; amenaza Sánchez con quedarse hasta el 2030…

 

Y por si éramos pocos, ha parido Carmena y amenaza a los madrileños con presentarse a las elecciones municipales.

Todo un planazo.

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