Por la boca… Discreción y transparencia

Pablo Casado y Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa.
Pablo Casado y Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa.

Es difícil saber lo que nuestros políticos quieren comunicarnos con la transparencia y lo que nos ocultan con la discreción. En cualquier caso solamente nos enteramos de lo que ellos quieren que nos enteremos.

Lo que para un ciudadano normal sería una paradoja -aunar transparencia y discreción- para los políticos es una contradicción, cuando no un intento de engañar o de enmascarar algo que está ocurriendo, que ya ha ocurrido o que va a ocurrir.

Nuestros líderes, presuntos o reales, alardean de haber implantado la transparencia en la vida pública. Lo que ocurre es que, hasta ahora, esa transparencia ha consistido en declarar sus bienes, antes de posesionarse de sus escaños, y poco más. Si además esa declaración, como se ve un día sí y otro también, suele tener lagunas, olvidos y omisiones más o menos camufladas, habrá que concluir que la transparencia no es para tanto.

Pero transparencia, en cuanto al discurrir de la vida política y más concretamente en las bambalinas de los pactos y las alianzas que ahora están en el candelero, se ve más bien poca. Llevamos meses de negociaciones importantísimas y de lo que se cuece, de lo que se ha cocido y de lo que se puede cocer, no nos enteramos.

Con la discreción ocurre otro tanto. El paladín es Pablo Iglesias quien, apenas se cerraron los colegios electorales, empezó a colocarnos el discurso de unas negociaciones largas, difíciles y que exigían la máxima discreción, discreción que no se sabe si supone que no quieren que nos enteremos, que no es bueno que lo sepan los otros, que pretenden ocultar sus propósitos o, simplemente, que no tienen nada que decir.

Si serán discretos los que imponen la discreción, que hasta se han olvidado de la frase aquella de “nos hemos puesto de acuerdo en que nos tenemos que poner de acuerdo” (o algo así).

Es difícil saber lo que nuestros políticos quieren comunicarnos con la transparencia y lo que nos ocultan con la discreción. En cualquier caso, nos enteramos solamente de lo que ellos quieren que nos enteremos.

Es evidente que hay poca transparencia y que, en aras de la discreción, filtran lo qué quieren, a quién quieren y cuándo quieren.

En esta situación es difícil que los ciudadanos confíen en los políticos que no “transparentan” y en los que hacen de la discreción una característica que responde solamente a sus intereses.

 

Sería de desear menos transparencia, menos discreción y más respeto por los ciudadanos a los que dicen servir.

Igual es que nos sirven tan discretamente y los servicios son tan transparentes, que ni nos enteramos.

Portada
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato