José Apezarena

Borrell, cuidado con él

Josep Borrell.
Josep Borrell.

No hace muchos años, aunque en otro momento político, la figura de Josep Borrell despertó enorme y general interés. Se valoraba de él su preparación, inteligencia y capacidad, habilidad dialéctica y hasta su mala leche, cualidades que acreditó cuando ganó las primarias al secretario general socialista, Joaquín Almunia.

Fue una sorprendente victoria, frente al todopoderoso aparato del partido, que pagó muy cara porque desde el PSOE se encargaron de destrozarlo lanzando filtraciones que le obligaron a marcharse a casa. Y Joaquín Almunia no ganó ninguna elección.

Por aquellos tiempos brillantes, entre la clase política y periodística hizo fortuna una advertencia en forma de pareado: "Josep Borrell, cuidado con él".

Asistí ayer a su comparecencia en los desayunos de Europa Press. Tenía curiosidad por verle metido en harina. Y la experiencia no me defraudó.

En la sala, solamente dos ministros, en realidad ministras, la de Economía y la de Transición Ecológica, numerosos secretarios de Estado, gran número, por supuesto, de embajadores, y sintomática una presencia singular: el Jefe del Estado Mayor de la Defensa.

Borrell volvió a mostrar que disfruta de una cabeza amueblada, que sabe analizar y mirar lejos. Y que se expresa con claridad, orden y hasta contundencia, pero manteniendo formas suaves y hasta cordiales.

Realizó un interesante y profundo análisis de la coyuntura internacional, centrado sobre todo en el nuevo espacio geoestratégico mundial, bautizado ya como Indopacífico. Y dijo que el futuro se jugará en quién domine las tecnologías, si Estados Unidos o China.

Habló mucho de una Europa que ya no es el centro, y que sufre dos amenazas: el "nacionalpopulismo" (así lo denominó) y los eurófobos. A ese respecto, de cara a las elecciones de mayo, calculó que estos últimos experimentarán un claro avance, pero no se convertirán en un peligro real porque se situarán en el 25-30% de los escaños en el Parlamento de Estrasburgo.

Se mostró optimista cuando consideró el euro un éxito claro, destacando que el 60% de los europeos, incluidos los griegos, están a favor. Y al apuntar que finalmente Italia ha acatado las normas del club. Un país, añadió, que lleva 20 años económicamente estancado, y que es el segundo más endeudado, detrás de Grecia.

 

Resumió la situación europea de una forma expresiva, cuando afirmó que la pareja Macron-Merkel "no procrea" y que el tercero de un posible "menage a trois", Gran Bretaña, se niega a participar. Añadió que, por eso, España tiene una oportunidad. Así lo dirá precisamente Pedro Sánchez mañana, durante su comparecencia en Estrasburgo.

Pero el colmo del manejo, la astucia y la habilidad lo acreditó al zafarse de la pregunta más delicada: si él será o no cabeza de lista del PSOE a las elecciones europeas.

Dijo lo siguiente, pero todo a la vez: sabe que en el entorno de Sánchez se empezó a lanzar que sería un buen candidato; conoce el nombre de quien encabezará la candidatura, aunque por vías indirectas; Pedro Sánchez no se lo ha propuesto; y cuando el moderador concluyó que, entonces, él no será el número uno, Borrell corrigió: "Yo no he dicho eso".

Además del evidente dominio de la materia, dio a entender que se encuentra a gusto en su actual trabajo, de dirigir la política exterior española, cuando resumió que eso requiere "mucho trabajo, mucha ilusión y mucho disgusto".

Borrell mostró que sigue políticamente vivo. Por eso, como en el pasado, alguien tendrá que tener cuidado con él. No sé si el propio Pedro Sánchez. Aquí queda el aviso.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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