Las dos caras de la curación del ébola

Saber que, por fin, Teresa Romero está curada del ébola es una noticia, no buena: buenísima. Sin duda que todos los españoles nos hemos alegrado y congratulado por la sanación de esta compatriota y por el alta médica de los otros posibles afectados.

Este buen anuncio, sin embargo, no parece haber alegrado a todos por igual, pues nada más saberse la estupenda y esperanzadora noticia, han saltado algunos intentando "reventar" la alegría de propios y extraños, con actitudes oportunistas y poco elegantes.

Independientemente de los que querrán más "circo" y carnaza de este asunto, hay que felicitar a Teresa por su recuperación y agradecerle que haya trabajado en algo tan humano como es cuidar a un enfermo grave, aunque eso le haya supuesto haber contraído la misma enfermedad. También hay que felicitar al equipo médico que la ha cuidado y sanado, y a la misionera que donó su plasma para que Teresa recuperase la salud.

A los oportunistas que desean obtener réditos de la pesadilla vivida, sólo quiero mostrarles mi lástima y repulsa por tan burda manipulación: en el pecado llevarán la penitencia, sin duda.

 

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