Carta abierta a Vox

I: The Economy

Sres. dirigentes del partido político Vox, me pregunto si la exaltación vehemente de los valores patrios y de todo lo que nos une como país y como pueblo, no distraerá más que alertará y aleccionará a los españoles, y a cada uno de los gentilicios que con mucho honor tenemos todos los pueblos que somos en España. Porque, por supuesto, no hay pueblos más bonitos que los nuestros, ni nada más respetable que la idiosincrasia y el folclore de cada uno de ellos. Desde norte a sur y de este a oeste. Nadie niega que es necesario tener y querer a un ejército con honor, fuerte y disciplinado, y bien equipado, que nos defienda de cualquier agresión extranjera. Y una magnífica guardia civil y policía que cuiden del orden y el respeto entre sí de los ciudadanos. Que, a su vez, éstos, con su trabajo y respeto por las tradiciones familiares nos fortalecen y nos emocionan y alegran con sus manifestaciones folclóricas: desde la sardana, al chistu, a la gaita o gaitas, a la sobriedad castellana, a todas las jotas, al Rocío, a los toros, al fútbol, o a los que no les gusta nada de eso: todos respetables. Así pasa en todos los países del mundo. Sus habitantes no son todos uniformes, sino, son la consecuencia de las avenidas de la Historia en las que sus antecesores han sido arrastrados, cuyo comienzo puede o no puede ser determinable. Américo Castro, español, ex profesor de la universidad de San Diego, Ca, US, aludía en su “los españoles cómo llegaron a serlo”, ed. Taurus, 1965 a la dificultad inherente de trazar líneas claras en la forja de un nombre para los habitantes de países o pueblos que han llegado a ser, el nuestro, o cualquier otro. Y todavía nos podemos remontar más: hasta nuestra genética si acompañamos en su camino al homo sapiens, descrito por el profesor Yuval Noah Harari en su exitoso libro “Sapiens”.

¿No  estarán consiguiendo con su vehemencia que: las hojas no les/nos dejen ver el bosque? Estamos entrando peligrosamente en tiempos de necesidad económica extrema. ¡Ahora es el momento en que nos conviene recordar a Clinton! cuando dijo: “it is the economy, stupid!”  No recuerdo quién es o era el primer ministro o presidente de otro país que iba en bicicleta a trabajar, y,(¿?) a recibir al nuestro que viaja en avión, helicóptero, o 4x4. O la propuesta de los senadores italianos de cortar por la mitad (más o menos) los asientos de su parlamento (no los acolchados, sino por los que se les paga). ¿No leen las noticias de cuántos asesores tiene una vociferante ministra, para labores que el simple sentido común podría resolver? ¿No han leído tampoco que se fragua una nueva ley de blanqueo que exime a los familiares y allegados -- los de la Navidad de Illa-- de políticos de hacer públicos sus bienes? ¿Tampoco, lo que se paga a una maquilladora para la puesta en escena de los comunicadores oficiales—ignoro si hay para el peluquero del Dr. Simón-- ? ¿Y otra cantidad para un museo virtual – virtual= adj. Fís. “Que tiene existencia aparente y no real” (tercera acepción de la RAE)-- de la misma ministra?

En fin, no creo que les esté descubriendo nada nuevo. De lo que se trata es: ¿cómo evitar y parar el derroche del dinero de la Hacienda Pública (de todos) y con qué urgencia lo van a hacer? Y lo que sería también necesario: ¿cuál ha sido y cómo se justifica el gasto público excesivo de los últimos años, y dónde se ha ido ese dinero para reclamarlo? ¿Cuánto cuesta un gobierno de coalición vs otro de mayoría simple del color que fuere? Nos están poniendo el carro delante de los bueyes, y, ¿se está aceptando por todos? ¿Lo aceptan Uds.? “por la noche agito las aguas y por la mañana espero a que me llegue la nómina”. ¿Han oído Uds. esa canción? ¿La cantan las gentes que madrugan y luchan por traer la comida y la vivienda a sus familias? ¿O, la cantan los que cobran dietas de viaje y/o  alquiler por servicios “prestados” innecesarios?

No estoy cualificado para valorar políticamente su moción de censura, pero ¿era necesario apuntar y disparar tan alto? ¡Hombre, no nos saquen de la UE! pero sí lleven detallados todo el gasto superfluo para mantener a parlamentarios y sus funcionarios a cuerpo de rey en Bruselas. El tema del despilfarro económico lo planteó con más claridad David Cameron, que, al final, nos ha traído la lamentable des-unión con UK. En el proceso, con su largo y tortuoso recorrido, ha destacado por lo absurdo, Nigel Farage, que al igual que nuestros furibundos separatistas, no dejó de acogerse a todos los beneficios que le brindaba el Parlamento Europeo, ni renunciar a ninguna “paguita” del mismo.

Por referencias de la prensa, Uds. parecen ser hombres y mujeres con sólida formación académica y no he sabido, si por la misma prensa,  hubieran “manipulado” sus expedientes, o sus tesis doctorales han sido copiadas. Y si, la mayoría de Uds, podrían mañana ganarse la vida directamente en la vida civil no política, porque ahí está la clave económica de la que hemos venido hablando. ¿De qué vivirían tan opíparamente nuestros parlamentarios si dan el paso a la vida que llevan todos los que no viven de la política? Plantéenselo Uds. mismos, por si les fuera el caso… 

Quizás no necesitamos de brillantes CVs, como economistas de Harvard, sino de contables que tienen muy en cuenta las bases de la economía familiar modesta: no gastar más de lo que se ingresa, y todo justificable y justificado. No sé si lo que se lee en la prensa es cierto: que Uds. son nostálgicos de un millonario político americano que se ha excedido en lo muy manido que es el dicho: “políticamente correcto”. ¡Hay tanto que hacer aquí! ¡Si quieren hacer bien las cosas que tanto necesitamos y vamos a necesitar! Olviden todo lo que no sea pragmatismo y buen hacer. Mírense bien que dan buen ejemplo, porque son a diario carnaza de los que viven de agitar y no trabajar. En el argot taurino que, dicen, les gusta: ¡no entren al trapo! Estamos necesitados de secretarios de ayuntamientos y contables del Reino, que lleven la contabilidad bien clara sin provecho fraudulento para nadie. No es necesario agitar la bandera que nos representa, a todas horas. Es suficiente una vez y cuando la ocasión lo pida, como hacen todos los niños norteamericanos al comienzo del día escolar Juramento de lealtad (en inglés Pledge of Allegiance). 

Y que se haga bien claro y ejemplar a nuestra juventud que en todos los países sus gentes se sienten orgullosas de su himno, de su bandera, y honran a sus mayores y sus muertos, en gestas o no. Y lo importante: no olviden a Clinton, “¡It is the Economy stupid!”

 

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