Javier Fumero

Compasión

La foto de un niño en el suelo del hospital de Leeds (Reino Unido) que provocó la polémica con Boris Johnson.
La foto de un niño en el suelo del hospital de Leeds (Reino Unido) que provocó la polémica con Boris Johnson.

Quiero aprovechar el post de hoy para elevar a categoría lo que podría ser calificado únicamente como una triste anécdota.

Andaba Boris Johnson hace unos días de campaña electoral por el Reino Unido cuando un joven reportero del canal de televisión ITV se le acercó y le mostró en su móvil una foto de un niño de cuatro años durmiendo en el suelo del hospital de Leed, al norte del país.

El menor aparecía acurrucado junto a un armario y una silla, arropado con el abrigo de su madre y con una sonda que le salía del brazo. Boris Johnson, primero en todas las encuestas, reaccionó con rapidez: en pleno directo le arrebató el móvil al periodista, se lo metió en su bolsillo, obvió el tema y siguió con su discurso.

El suceso ha tenido consecuencias, como no podía ser de otra manera, y el primer ministro se ha visto forzado a pedir disculpas a la familia.

Cambiar los principios por el marketing no suele ser una buena cosa. Antes, los políticos se guiaban por unos ideales. Proponían un modelo de sociedad capaz de hacer más feliz a la gente, más libre a los ciudadanos. Conocían la historia y sabían de antropología: esos resortes que permiten a las personas disfrutar de una vida buena, no sólo de una buena vida.

Ahora, no. Ahora nuestros políticos sólo saben de demoscopia, de estrategias DAFO y de herramientas para interpretar lo que gusta, atemoriza o esperan los votantes. No entran al fondo de esas cuestiones, no les interesa. La clave es utilizar las palancas necesarias para provocar adhesiones.

El resultado de este modo de proceder es que nuestros líderes van perdiendo humanidad. Son máquinas perfectas de marketing social pero solo saben leer el teleprompter. Si les sacas del guión cometerán torpezas tan graves como la del niño en el hospital de Leed.

Estoy seguro de que si le preguntas a Boris Johnson por el concepto “compasión” te responderá algo parecido a esto: “chorradas, sólo con compasión no se ganan hoy unas elecciones”.

Y probablemente tenga razón. La cuestión es si esto va sólo de elecciones, si estamos a setas o a Rolex.

 

Más en twitter: @javierfumero

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