Albert Boadella es mucho más que un actor, director o dramaturgo.

Confidencias al volante con Albert Boadella: avezado conductor y juglar trotamundos

Además es un viajero incansable, un conductor que atesora cientos de miles de kilómetros recorridos, y ahora cuenta sus vivencias al volante.

Albert Boadella, en un momento de la entrevista
Albert Boadella, en un momento de la entrevista

Fundador de la compañía teatral Els Joglars, también dejó magistral huella tras su paso por Teatros del Canal (Madrid), de cuya dirección artística se ocupó durante 8 años. 

La figura de Albert Boadella representa mucho más que la de un consumado actor y director teatral con vocación de contemporáneo juglar o bufón de Corte.  

Sus profundos y razonados análisis de la realidad que nos rodea en sus distintas vertientes,  política, social o antropológica le han transformado en un solvente líder de opinión. Con esa crítica inteligente, mordaz y satírica, característica de sus obras,  ha mostrado sin tapujos todas las vergüenzas de la sociedad.

De una sociedad hipócrita, farisea, dónde campean por sus fueros los distintos poderes fácticos de los que Boadella ha sido, es y será implacable verdugo. Pero Albert Boadella también es un experimentado conductor con cientos de miles de kilómetros a sus espaldas recorridos por todo el mundo.

P.-  ¿Cuál fue su primer vehículo?

R.-   Mi primer vehículo fue de dos ruedas. Era una moto Guzzi de 49 cc que se podía conducir sin carné. Yo tenía 16 años. Después pasé a una Ducati 24 Horas de color rojo, muy potente. Con esta moto realicé largos viajes, visitando países como Alemania y Austria.

Ducati 24 Horas

P.-  ¿Y cuál fue su primer automóvil?

 

R.-  Mi primer automóvil fue un Citroën Dyane 6. Era un coche muy polifacético. Vivía fuera de Barcelona en una zona de intensas nevadas en invierno. Un herrero me improvisó unas cadenas artesanas, y el Dyane 6 resultó  fantástico para circular sobre la nieve. Además si te quedabas atascado era tan ligero que lo podías empujar. El problema era el viento, cuando lo tenías de frente reducía considerablemente la velocidad. Pero cuando circulaba por las carreteras de Lyon (Ródano) con el Mistral soplando a favor podía adelantar a turismos más serios, más potentes.

Citroën Dyane 6

EL CITROËN GS BREAK SERVÍA DE IMPROVISADA CAMA

P.-  ¿Y después del Dyane 6?

R.-   Después tuve un Citroën GS Break. Me gustaba por su suspensión, ideal para circular por caminos. Además por su condición de familiar al retirar el asiento trasero podía extender un colchón que me permitía dormir detrás. Una cama fantástica después de conducir muchas horas.

P.-  Actualmente, ¿Qué coche conduce?

R.- Tengo dos automóviles, un Saab con 200.000 kilómetros y un Volkswagen Touran. Me gusta “gastar” los coches. A un Volvo le hice 330.000 kilómetros.

P.-  ¿Le gusta conducir?

R.-   Desde 1975 a 2005 no viajé en avión. He estado mucho tiempo sin volar, lo que se traduce en muchos kilómetros (millones) recorridos por carretera por toda Europa. La conducción no me cansa. He hecho viajes muy largos, disfrutando al volante, y auténticos maratones sin apenas dormir. Ahora si tengo que  realizar un trayecto largo lo que hago es alquilar un coche en el sitio de destino.

P.-  ¿Se considera buen conductor, se siente seguro al volante?

R.-   Digamos que he sido un conductor “ligero”. Corría mucho. Hace 25 años no tenía conciencia de que un coche pudiera ser una máquina mortal. Cuesta concienciarse. Me siento un conductor prudente, seguro,  al que le gusta pisar el acelerador.

Citroën GS Break

EL CONDUCTOR DEBE TENER INTUICIÓN

P.-  ¿Qué virtudes, qué aptitudes o cualidades deben exigirse a un buen conductor?

R.-   El buen conductor calcula dos jugadas por delante. Debe tener intuición para prever lo que pueda ocurrir, algo así como un sexto sentido. Creo que los excesos de seguridad son arriesgados, tiene que haber una cierta dosis de desconfianza por el hecho compartir la carretera con mucha gente. Nunca sabes cómo puede reaccionar el conductor que llevas al lado.

P.-   Con tantos kilómetros recorridos, ¿ha tenido alguna vez un accidente?

R.-   Sólo he tenido un accidente, circulando por una autopista de tres carriles en Tarragona. Un camión me lanzó contra la mediana y un segundo vehículo me embistió por detrás. Como resultado, rotura de clavícula. Dada la aparatosidad del accidente lo menos que me pudo pasar. Gracias a que conducía un Volvo, si hubiera ido al volante del Dyane 6 probablemente no estaría aquí para contarlo.

P.-  ¿Qué exige a un coche, cuáles son sus prioridades?

R.-   Apuntar con énfasis que el ruido me disgusta. Suelo viajar con mi mujer y nos alternamos al volante. Nos encanta hablar, por lo que preferimos que el coche esté bien aislado, que sea silencioso. Exijo además que sea luminoso y habitable. Un aspecto que también valoro mucho es la  versatilidad. Vivo en el mundo rural, y un vehículo me tiene que servir tanto para el transporte de personas como, por ejemplo, transportar una carga de leña. Desde el punto de vista dinámico le demando rapidez en las maniobras, que tenga capacidad de aceleración para solventar riesgos. En el Ampurdán hay muchas carreteras comarcales y son frecuentes los adelantamientos.

P.-  ¿Siente pasión por el automóvil como objeto de deseo o lo ve como mero medio de transporte?

R.-  Me gustan mucho los MG clásicos. Por otro lado, si me ofrecen un Jaguar no diré que no.

HAY MULTAS EXCESIVAS, QUE VULNERAN EL SUELDO MÍNIMO

P.-  ¿Cómo ve a los españoles al volante?

R.-  El español es bastante temperamental en la forma de conducir. Creo que conduce bien en general en relación al riesgo que a veces pone. Porque en España no se respeta todo. España no es Suiza. Sin olvidar que el coche sirve de catarsis para mucha gente.

P.-  ¿Está a favor de los límites de velocidad?

R.-  Para mí no. Para el prójimo si……risas. En las autopistas y autovías debería ser libre.

P.-   ¿Cree que los radares constituyen más que otra cosa una mera fuente de recaudación?

R.-   La primera intención es buena por parte de la Administración. A posteriori se descubre que constituyen una forma más de ingresar dinero. Por otro lado creo que hay multas excesivas, que vulneran el sueldo mínimo.

P.-  ¿Le han multado alguna vez?

R.-  Muy pocas veces, casi siempre por exceso de velocidad. Pero recuerdo, aunque ya han pasado muchos años, que circulando por una comarcal de Vic me paró la Guardia Civil. Conducía sin cinturón y para más inri había pisado un poco la raya continua en un  adelantamiento que acababa de realizar. Cuando el Guardia Civil me pidió el carné de conducir me preguntó: “¿es usted Albert Boadella?” A lo que respondí que si. Entonces, para mi sorpresa, me dijo: “usted ha sido víctima, como yo, de la justicia militar”. Resulta que el buen hombre tenía un cuñado etarra y cada dos por tres, cuando la banda terrorista hacía algún movimiento o era noticia, le tenían bajo sospecha, le cambiaban de destino u otro tipo de tropelías. El caso es que me libré de la multa. Se despidió con un: “tire para delante que no he visto nada”.

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