La dramática consecuencia del rescate a los bancos: el Banco de España queda intervenido. El BCE supervisará en directo el sector financiero español

El Gobierno se resiste, por ahora, a pedir explícitamente a Europa ayuda para la banca española. Y es que Mariano Rajoy es consciente de que esa inyección de capital para 'salvar' a las entidades financieras no saldrá gratis a España. Una de las condiciones que Bruselas pondrá al Ejecutivo es ceder algunas de las actuales competencias del Banco de España al control y supervisión del BCE.

Según ha podido saber El Confidencial Digital, de fuentes financieras, el Gobierno negocia a contrarreloj con sus socios europeos una ayuda del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera a los bancos españoles, que se canalice a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).

Se trataría de que el Fondo Europeo de Estabilidad transfiera ayudase al FROB, de forma que serían los propios bancos los que se acogieran al FROB directamente, y los que lo devolverían posteriormente a este mismo fondo. Es la solución suave para 'salvar' a la banca que defiende el Gobierno, sin llegar al rescate de España.

Los bancos necesitan 60.000 millones

En la cúpula económica del Ejecutivo ya se maneja la cifra de 60.000 millones de euros como la necesaria para recapitalizar a las entidades españolas. Está previsto que las ayudas puedan estar disponibles a principios de julio, tras conocer la auditoría del sector financiero realizada por Oliver Wyman y Roland Berger.

El objetivo del Gobierno es reforzar el mensaje de que es en los bancos, y no en las cuentas públicas, donde residen los problemas del país. Y evitar, a toda costa, que el rescate de la banca pueda ser equiparado en los mercados a una intervención del país en su conjunto. Una situación que se produciría si las ayudas llegan a España a través de una solicitud expresa del Gobierno.

Cesión de soberanía a Europa

Pero la ayuda a la banca vendrá acompañada de nuevas condiciones en la supervisión del sistema financiero español. Una función que sería asumida, en primera persona, por el Banco Central Europeo, relegando a un segundo plano las actuales competencias del Banco de España, y atando de pies y manos desde Bruselas y Frankfurt al nuevo Gobernador, que Luis de Guindos tiene previsto nombrar hoy.

A cambio, España no se vería obligada a aplicar un duro plan de ajuste y de recortes, con un programa de rescate como los que se están llevando a cabo en Grecia, Irlanda y Portugal. Y se evitaría también que los inspectores de Bruselas aterricen en Madrid, tal y cómo bromeaba ayer el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, cuando aludía a “los hombres de negro”.

 

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