Coqueteos peligrosos entre Vox y Ciudadanos

Santiago Abascal y Albert Rivera, en una manifestación.
Santiago Abascal y Albert Rivera, en una manifestación.

Si una de las estrategias de Pedro Sánchez era la de dividir a sus adversarios dándoles tiempo para peleas callejeras, insultos tabernarios y, sobre todo, para causarse heridas de difícil cicatrización, lo ha conseguido plenamente.

Las esperas y dilaciones en la celebración del matrimonio suelen tener mucho peligro. Es un tiempo de indefiniciones, de deseos no consumados, de apetencias inalcanzadas y, mientras llega la firma de los papeles, alguien se puede meter por medio y frustrar la coyunda.

Incluso si hay tarta y marcha nupcial, siempre quedan rescoldos de diatribas sin resolver, miradas aviesas que guardan rencores y hasta reproches que esperan el menor contratiempo para salir a la luz.

Eso es lo que está pasando con Ciudadanos, con Vox y hasta con esa especie de “arreglador” matrimonial en que se ha convertido el Partido Popular,

Todos quieren llegar al buen fin –bueno para ellos- de restar poder autonómico y hasta nacional, al socialismo, pero las dilaciones y el paso de los días juegan en contra de un final feliz.

Si una de las estrategias de Pedro Sánchez era la de dividir a sus adversarios dándoles tiempo para peleas callejeras, insultos tabernarios y, sobre todo, para causarse heridas de difícil cicatrización, lo ha conseguido plenamente.

Lo que en Vox han calificado de “un golpe de calor” ha sido mucho más. El resultado de los insultos de baja estofa, de las groserías de mal gusto y del lenguaje zafio solamente beneficia a quien de momento está sentado en la puerta viendo pasar cortejos fúnebres.

Lo de menos es el resultado de los coqueteos –léase negociaciones- porque tanto del sí como del no, siempre salen algunos malparados.

Va a ser muy difícil que de todo lo que está pasando entre Ciudadanos y Vox resulten indemnes las cúpulas de ambas formaciones y más tarde o más temprano, los riveras y los abascales, van a tener que pagar, in articulo mortis, las facturas que ahora se elaboran desde Ferraz, desde la Moncloa y hasta desde las computadoras del CIS.

 

Mal negocio han hecho dos formaciones políticas que se las prometían muy felices con eso de ser la llave de tantos gobiernos, porque sus dirigentes, cuando han tenido que usarla, no han sabido cual era la verdadera cerradura, y además, a lo mejor, han perdido la llave para siempre.

Luego se extrañarán de que hasta Tezanos se entere de lo mal vistos que están los políticos.

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