Incertidumbre económica causada por el COVID-19 se agrava con la caída de los precios petroleros

Más petróleo del que se necesita

Caída de los precios petroleros
Caída de los precios petroleros

El confinamiento de millones de habitantes en el mundo ha desacelerado el proceso económico global. Tras la disminución casi en su totalidad de las importaciones y exportaciones, la globalización ha tenido un retroceso considerable que ahora golpea la renta petrolera. Una crisis que, además, genera ciertos niveles de incertidumbre en la economía de aquellos países cuyos ingresos que dependen, en su mayoría, de la venta y exportación de este hidrocarburo.

Las grandes trasnacionales de América, por ejemplo, han recurrido a la disminución del offshoring, práctica que el diccionario de economipedia define como “proceso mediante el que una compañía deslocaliza parte de su proceso de producción, así como aspectos internos de la compañía, a otras zonas geográficas”. Y por si fuera poco, a este complejo escenario se suma un bajón sin precedentes en los precios del petróleo

Los principales países exportadores de petróleo veían con esperanza la supervivencia económica frente al COVID-19, aún cuando el crudo se ofertaba hasta hace poco en 20 dólares por barril. Arabia Saudita y Rusia dirimieron sus diferencias en OPEP Plus, con una estrategia de reducción en la producción que ocasionaría efectos directos sobre la demanda y aumentaría sus precios. Pero esto no fue suficiente para lo que se conoce hoy como la mayor caída de los precios del petróleo en la historia. 

West Texas Intermediate (WTI por sus siglas en inglés), compañía de referencia para tazar el crudo estadounidense, cotizó este 20 de abril en menos 40 dólares por barril. Un precio por debajo de cero nunca antes visto, ni siquiera desde 1946 cuando el crudo atravesó una crisis con precios mínimos de venta. 

Más petróleo del que se necesita

Básicamente, la caída en los precios del petróleo se deriva en la poca confianza de los habituales compradores para invertir en un negocio que en este momento se denomina “de riesgo”. 

Basta en comenzar por decir que los costos de producción de cada barril de petróleo son mucho mayores al precio de venta. De esta manera, ya representa una pérdida para todas las compañías productoras de crudo a nivel mundial. Y como en toda empresa, el costo por almacenamiento es un factor importante en el mundo petrolero.

El almacenamiento del petróleo representa en tiempos de COVID-19, un costo económico que los productores no quieren asumir y tratan de trasladar a sus compradores. Se estima incluso que hay quienes paguen para que les quiten el petróleo de las manos. La realidad es que hay más petróleo que vacunas contra el coronavirus, y a medida que avancen los días y se mantengan restringidos los mercados, bajará aún más la demanda y el precio del crudo. 

La capacidad de almacenamiento de los productores se agota y se requiere de una “normalización” de la actividad económica global para reactivar la demanda y con ello los aumentar los ingresos por la venta de crudo. Actividad que no se garantiza sea igual a cómo la conocíamos, puesto que Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva del CEPAL, considera que la actividad económica "al menos como la conocíamos antes de esta pandemia, definitivamente va a ser distinta".

Dejar los pozos inactivos y cruzar los dedos

Ante el déficit de la demanda de crudo y el costo que representa almacenar tanto petróleo, una de las soluciones posibles para los productores es dejar “inactivos” sus pozos. Una práctica que dejaría cesante la extracción de forma momentánea y resolvería la crisis de almacenamiento, pero que también requiere un gran gasto y posibles riesgos ambientales.

 

Otro método al que se pudieran apegar los grandes productores es al taponamiento de los pozos. Este proceso requiere de grandes cantidades de cemento y cerraría las posibilidades operativas del pozo a futuro. Una medida que clausuraría cualquier posibilidad de extracción futura y traería con ella pérdidas millonarias en el escenario de la normalización de la actividad económica.

Carrera por el liderazgo económico posterior a la pandemia 

El escenario económico planteado por la pandemia ha originado que los países que por lo general dominan los mercados mundiales como China y Estados Unidos se debatan el liderazgo. La reducción del offshoring y la apuesta por la manufactura nacional, pudiera dejar en desventaja a quienes basaban su economía en las exportaciones. 

Está por verse si los países mejores posicionados y los grandes líderes mundiales requieren a una especie de Plan Marshall, donde se adopten medidas proteccionistas sobre los países más afectados por el cierre del mercado global. Especialmente aquellos que vivían de la renta petrolera, ahora en debacle, y aquellos cuya economía giraba en torno a la manufactura para empresas trasnacionales. 

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