Los críticos dan una tregua a Pablo Casado para intentar entrar en las listas

La expectativa de unas nuevas elecciones, el previsible aumento de escaños del PP y las vacantes que han quedado les permiten aspirar a ser candidatos

Pablo Casado.
Pablo Casado.

Pablo Casado diseñó antes del verano un PP a su medida, sin apenas rastro de ‘sorayistas’. Colocó en la portavocía del Congreso a Cayetana Álvarez de Toledo, y a Javier Maroto, en el Senado.

Un año después de imponerse a Soraya Sáenz de Santamaría, el líder popular se liberó a finales de julio de las cuotas, como la de Vicente Tirado, hombre de confianza de María Dolores de Cospedal -que le brindó apoyos clave en las primarias-

Casado decidió incluir caras nuevas en la cúpula del PP, como Antonio González Terol, vicesecretario territorial; Pablo Montesinos, nuevo vicesecretario de Comunicación; Ana Beltrán, que releva a Maroto en la vicesecretaría de Organización, y Jaime de Olano, que ocupa una vicesecretaría de nueva creación, la de Participación.

Críticas de los barones del partido

Realizó los cambios en la estructura orgánica y parlamentaria del partido en un momento que nada tenía que ver con el pasado 28 de abril, cuando, en su estreno en las urnas, cosechó el peor resultado electoral del partido: 66 diputados.

Pablo Casado había salido reforzado de los pactos autonómicos y municipales que le han permitido conservar poder territorial y recuperar plazas tan importantes como la de Madrid.

Eligió finalmente a Cayetana Álvarez de Toledo pese a las reticencias que expresaron algunos barones del PP, que consideraban que su discurso contribuye a la imagen de “derechización” del partido a la que responsabilizan del batacazo electoral de las últimas generales.

Además, el PP ha moderado el tono y el discurso para marcar distancias con Albert Rivera, aunque los detractores de Álvarez de Toledo insistían en que la nueva portavoz puede emborronar ahora esa imagen de moderación.

Frenadas las quejas y el malestar interno

Pues bien. Fuentes internas del PP, a las que ha tenido acceso Confidencial Digital, la expectativa de unas nuevas elecciones ha frenado cualquier brote de quejas o malestar interno en el Grupo Popular por el reparto de cargos efectuado por Casado en julio.

En Génova destacan que una prueba de la paz interna que vive ahora la formación es la ofensiva contra Hacienda pactada entre Juanma Moreno y Alberto Núñez Feijoó, con el visto bueno de Pablo Casado.

 

Las aspiraciones de los diputados veteranos que se quedaron fuera de la Cámara por pocos votos han abierto ahora un paréntesis de paz forzosa por si se abre de nuevo la pelea de las listas en las próximas semanas.

Pese a que la intención del PP pasa por presentar las mismas listas al Congreso y al Senado, Génova todavía tiene que sondear a algunos fichajes que se quedaron fuera de las Cámaras el 28-A por el batacazo electoral y los casos de veteranos cuyo rescate pueden reclamar ahora algunos líderes provinciales.

Entre los aspirantes a diputados y senadores que se quedaron sin escaño había desde fichajes de independientes hasta hombres y mujeres de la confianza del presidente del partido.

Pero algunos ya han encontrado acomodo, como Javier Fernández Lasquetty en la Consejería de Hacienda de la Comunidad de Madrid, o Andrea Levy, como concejal de Cultura en el Ayuntamiento de la capital. Otros se cree que no querrán repetir. Se citan, por ejemplo, los casos del economista Daniel Lacalle o del torero Miguel Abellán.

Mejora expectativas con nuevas elecciones

Un escenario que abre la puerta a que, incluso parlamentarios menos incondicionales de Casado, pudieran entrar de nuevo en el Parlamento si el PP consigue un aumento importante de escaños, lo que serviría también para fortalecer el proyecto del nuevo presidente.

Desde Génova reconocen que, desde hace unas semanas, manejan encuestas propias que apuntan un “crecimiento” del bipartidismo en caso de nuevas elecciones generales. No obstante, “mientras el PSOE subiría dos o tres puntos, con unos diez escaños más, nosotros superaríamos la barrera de los 80 diputados”, añaden.

Los datos con los que cuenta el PP a día de hoy sitúan al partido con opciones de subir alrededor de 20 escaños respecto a las generales del 28 de abril.

No obstante, pasar de 66 a 86 diputados no sería suficiente: “Existe una horquilla que nos sitúa entre los 80 y 100 asientos en el Congreso, y el objetivo es estar más cerca de la centena si hay nuevas elecciones”, dicen las fuentes.

La meta, reconocen en la dirección nacional, es ahora “más factible”, por el “brusco descenso” de Vox y el desgaste de Ciudadanos: “La gente, sobre todo de provincias, se ha concienciado de que votarles a ellos beneficia al PSOE, y, si se repiten las elecciones, el resultado sería muy diferente”.

Según las estimaciones del PP, los de Santiago Abascal podrían perder la mitad de los diputados, mientras que Albert Rivera “también se dejará bastantes escaños por el camino”.

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