Javier Fumero

Cuando despertaron, Feijóo todavía estaba allí

El relato hiperbreve de Augusto Monterroso me sirve hoy para sugerirles una reflexión acerca de la batalla por la sucesión de Mariano Rajoy que, de manera más o menos cruenta, se está desarrollando.

Por lo pronto, todos los focos parecen centrados en el propio Rajoy, que no parece estar muy interesado en tirar la toalla. Cuando se le pregunta, comenta que se siente bastante a gusto, conforme con lo realizado y con la ilusión suficiente para afrontar lo que viene.

Por lo tanto, no hay que olvidar que el sucesor mejor colocado para tomar el relevo del presidente parece ser el propio Rajoy. Ojo: dentro de dos años, que tiene tela. Si, como todo parece indicar, de aquí a un mes se aprueban los Presupuestos de 2018, el Gobierno podrá agotar la legislatura.

Sólo un monumental descalabro del PP en las autonómicas y municipales de 2019 podría reabrir este debate sobre el mejor candidato ‘popular’ para las generales de 2020. Si se amortigua el golpe, volverá Rajoy.

Después están ellas, las lideresas. Soraya y Cospedal, Cospedal y Soraya, llevan años echándose un pulso, moviendo sus bazas para ir ganando cotas de poder que les permitan estar en la mejor situación posible cuando llegue el momento de lanzar el órdago.

En esta carrera habrá que estar atentos a lo que suceda dentro de unos meses en Madrid con los candidatos a la Comunidad y el Ayuntamiento. Este movimiento, que decidirá Rajoy en primera persona, podrá ofrecer alguna pista relevante. Soraya y Cospedal intentarán sacar el mayor partido personal posible de este desafío y debilitar al rival.

Pero, mientras todo esto sucede, hay un personaje que apenas acapara protagonismo. Se mantiene en un discreto segundo plano, sin quemarse lo más mínimo, sin desgastarse. A la gallega, como quien no quiere la cosa. Es Alberto Núñez Feijóo. El único presidente del PP que se mantiene al frente de su autonomía tras lograr una contundente mayoría absoluta, no hay que olvidarlo.

Que Feijóo aspira a un desembarco en Madrid no es ningún secreto. Y que Mariano Rajoy podría estar pensando en él como delfín, tampoco. Para empezar, seguro que al líder del Ejecutivo le encanta la reserva y la mesura que Feijóo despliega desde hace años.

Jamás se le ve montar un espectáculo, ni reclamar protagonismo nacional. No forma parte de intrigas palaciegas en el partido, ni parece estar interesado en lanzar demasiado pronto un sprint hacia La Moncloa. No ha llegado su momento y lo sabe.

 

Por eso me atrevo a decir que quizás, cuando Soraya y Cospedal despierten de su refriega particular, se encuentren con algo sorprendente: Alberto Núñez Feijóo todavía estaba allí.

Más en twitter: @javierfumero

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