La ‘división anti-ETA’ del BBVA acabó contratando a Villarejo

Creada tras el asesinato de Javier Ybarra, se dedicó a proteger a los altos cargos del banco frente a la amenaza terrorista. La cúpula del banco decidió encargarle la defensa contra Sacyr

Sede del BBVA en Las Tablas (Madrid).
Sede del BBVA en Las Tablas (Madrid).

Las filtraciones de la llamada ‘Operación Trampa’ han desvelado todo un entramado de espionaje por parte del ex comisario Villarejo contra los rivales del BBVA en el intento de asalto de Sacyr a su accionariado.

Son, en total, más de 4.000 personas e instituciones las afectadas, en un escándalo que amenaza con ir más allá: la Audiencia Nacional ha solicitado al medio que está publicando toda la información, Moncloa.com, todos los datos referentes al caso que tenga en su poder.

La incógnita en estos momentos está en determinar quién ordenó estas escuchas desde el banco y hasta qué punto estaba involucrado en el asunto el departamento de seguridad del BBVA.

Hasta el momento, y según el material filtrado, algunas conversaciones involucran directamente en la trama al entonces jefe de esta unidad, el ex comisario general de la Policía Judicial Julio Corrochano. Él era el vínculo del banco con el ex comisario Villarejo.

Le cuentan a ECD fuentes bien situadas que este departamento de seguridad del BBVA lleva “décadas” operando para proteger los intereses del banco, así como la seguridad de sus altos cargos y empleados. Está formado por ex policías y agentes en excedencia, algunos de ellos altos mandos, militares y expertos en seguridad.

El origen de todo

Según explican fuentes conocedoras de la organización interna del banco en materia de seguridad, el origen de este departamento hay que buscarlo en la década de los ochenta, los denominados ‘años de plomo’, cuando se recrudecen las campañas del impuesto revolucionario, los secuestros y los asesinatos por parte de la banda terrorista ETA.

Tal y como cuentan estas voces, el catalizador del proceso es el secuestro y posterior asesinato del empresario e industrial Javier de Ybarra y Bergé. La banda terrorista lo capturó en 1977 y exigió un rescate de 1.000 millones de pesetas -seis millones de euros- por su liberación.

La familia Ybarra fue una de las fundadoras del Banco Bilbao en 1857. Y también se encontraba entre los promotores del Banco de Vizcaya cuando empezó su andadura en 1902. El apellido Ybarra estaba profundamente conectado con ambas entidades desde sus origenes. De hecho, el propio Javier de Ybarra era consejero del Banco de Bilbao en el momento de su secuestro.

Los hijos del secuestrado solicitaron ayuda a ambos bancos para reunir el dinero a tiempo. Sin embargo, ambas direcciones tasaron en 25 millones de pesetas la cantidad máxima que podían ofrecer. Esos 50 millones fueron insuficientes y a Javier de Ybarra lo acabaron encontrando dentro de un saco, colgando de una pared y de con un tiro en la cabeza. En la autopsia se halló hierba en su estómago, síntoma de que los terroristas no le habían alimentado durante su cautiverio.

 

Como explican quienes conocen de cerca la historia, el impacto del asesinato fue brutal. Tanto en ambos bancos, que entonces se encaminaban irremediablemente a su fusión, como entre las familias adineradas del País Vasco. Y especialmente entre los Ybarra, ya que en el consejo de ambos bancos había varios miembros de la familia. Algunos incluso se mostraron contrarios a ceder al chantaje de ETA. Emilio Ybarra, su sobrino, era entonces consejero delegado del BB.

Una unidad para proteger al banco

El suceso implicó también cambios en el Banco de Bilbao y en el Banco de Vizcaya. Cuentan a ECD fuentes de la entidad que fue entonces cuando las cúpulas de ambas empresas decidieron dar un paso adelante: pusieron en marcha una unidad cuyo objetivo sería proteger la seguridad y los intereses tanto de los bancos como de sus altos cargos y empleados. No podía volver a ocurrir algo como lo de Javier de Ybarra. El banco debía ser capaz de protegerse a sí mismo y a los suyos.

En 1983 se produjo otro hito importante en el proceso de gestación de este departamento de seguridad. El ‘Comando José Martí’ de ETA colocó una bomba frente a una oficina del Banco de Vizcaya en Bilbao. La llamada a la Guardia Civil alertó que el artefacto estaba listo para explotar en 10 minutos, sin embargo la deflagración se produjo a los tres minutos, cuando el personal evacuaba el local. Murieron dos empleados del banco. Aquello provocó la primera gran manifestación contra ETA de la historia en el País Vasco.

Ambos bancos siguieron impulsando paulatinamente sus embrionarios departamentos de seguridad hasta 1988, cuando se produce la fusión bajo la marca Banco Bilbao Vizcaya. Y poco después, ETA vuelve a poner su diana en la cúpula del BBV.

Intento de secuestro al consejero delegado

Llegó 1992. Un año en el que España se juegaba su imagen internacional con la organización de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la EXPO de Sevilla. El Ministerio del Interior inició una intensa campaña contra ETA y en las primeras semanas del año la Guardia Civil detuvo a un ‘talde’ del ‘Comando Vicazya’.

Entre la documentación capturada se encuentran los nombres de altos cargos del BBV, su fotografía y su dirección. Entre ellos está el de Emilio Ybarra, presidente de la entidad. Y su nombre estaba marcado con un asterisco. El hallazgo no hizo más que reforzar las intenciones de la cúpula por desarrollar su departamento de seguridad.

Fondos “casi ilimitados”

El departamento de seguridad ya operaba en esos años como un auténtico cuerpo de protección a todos los niveles. Contaba con policías en excedencia, ex miembros de las Fuerzas Armadas e incluso antiguos agentes de inteligencia del Estado.

Cuentan las voces consultadas que tenían a su disposición fondos “casi ilimitados” para formación, armamento, instalaciones para prácticas de tiro, cursos de instrucción en el extranjero... Eran ellos quienes se ocupaban de la escolta armada de los altos cargos de la entidad, a quienes trasladaban en coches blindados.

Diez años más tarde estallaría el escándalo de las cuentas secretas del BBV en el paraíso fiscal de Jersey. El banco había operado durante 13 años, desde su fusión, con fondos ocultos al fisco y a los reguladores bancarios españoles.

Y muchos, entre ellos un hijo de Javier de Ybarra, señalaron entonces la sospecha que esas cuentas tenían algo que ver con aquellos duros años de lucha contra ETA desde los sótanos del BBVA. El lugar desde donde opera este departamento de seguridad.

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