El equipo de Casado se reivindica con la ‘reconquista’ del Ayuntamiento de Madrid

La cúpula nacional del PP arropó a Martínez-Almeida en su toma de posesión. Las prendas de color azul llenaron las tribunas de invitados. Caras de cansancio por la negociación con Cs y Vox, que se alargó hasta las cuatro de la madrugada

El nuevo alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida
El nuevo alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida

Un día histórico: así lo definía Teodoro García Egea, secretario general del Partido Popular, a la entrada del Palacio de Cibeles para asistir a la proclamación de José Luis Martínez-Almeida como nuevo alcalde de Madrid.

No era para menos. El PP entraba exultante a un ayuntamiento que conseguía recuperar cuatro años después de que Manuela Carmena diera la sorpresa con su antigua plataforma Ahora Madrid.

Caras de cansancio

Las caras de satisfacción también escondían un gesto de cansancio. Para este desenlace fueron necesarias nueve horas de reunión entre PP y Ciudadanos y posteriormente un acuerdo in extremis entre los populares y Vox que se cerraba a las cuatro de la madrugada, según fuentes involucradas en las negociaciones.

“Acercaos”, decía Javier Ortega Smith a los periodistas “que tengo la voz fatal”, en referencia a ese acuerdo entre ambas formaciones. “Ha sido una noche larga”, coincidían los del PP y Vox.

Apoyos del órgano nacional y regional

El líder del PP nacional, Pablo Casado, llegaba también sonriente y satisfecho. Toda una victoria para unos populares desgastados tras las elecciones generales del 28 de abril.

Acudía con él un ex ministro popular, Rafael Catalá, quién ocupó la cartera de Justicia durante el gobierno de Mariano Rajoy.

También para los barones regionales. Alberto Ruiz Gallardón y Ana Botella, dos ex alcaldes madrileños que en su día estuvieron en la misma situación, se presentaron para dar todo su apoyo al nuevo alcalde. Se les sumó la ex presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y su más que posible sucesora, Isabel Díaz Ayuso.

Bromas y charlas distendidas antes de la sesión

Tanto Botella, como Aguirre y Díaz Ayuso se pusieron de acuerdo para vestir de azul. “No me iba a poner ni uno verde, ni naranja, ni rojo ¡ni mucho menos morado!” explicaba Esperanza Aguirre entre risas a un corrillo de amigos.

Mientras tanto, Alberto Ruiz Gallardón y Rafael Catalá, conversaban amistosamente, alejados de los micrófonos de los periodistas. Los protagonistas del día eran otros. Quedaban 15 minutos para que comenzara la sesión y ninguno de ellos tenía prisa por conocer oficialmente un resultado del que ya eran conscientes.

 

Tampoco su líder, Pablo Casado. Él y su séquito entraron al pleno con la calma que sigue a la victoria, subiendo a la segunda planta para saborearla. Sus asientos centrales estaban reservados y compartieron confidencias entre compañeros de partido.

Palcos para los visitantes

Pablo Casado, Isabel Díaz Ayuso Teodoro García Egea se sentaron juntos. Tres columnas a la derecha, el tridente popular del antiguo Madrid –Gallardón, Aguirre y Botella- se mostraban más habladores, comentando constantemente entre ellos los pormenores de una sesión tan importante para el PP.

Abajo, los nuevos concejales prometían y juraban el cargo. Martínez-Almeida se recostaba en la silla durante unos minutos mirando al techo, tranquilo, sonriente, sabedor de que tenía atados los votos que le valdrían la alcaldía más importante de España. Ordenó sus notas. El discurso ya lo tenía escrito. Lo repasaba con calma.

La alegría de Esperanza Aguirre

Uno a uno, los concejales fueron depositando los votos. Treinta para Almeida, diecinueve para Manuela Carmena y ocho para el socialista Pepu Hernández. Ya estaba hecho.

Segundos antes de que se pronunciaran las palabras oficiales que reconocían al popular como nuevo alcalde de la capital, Esperanza Aguirre ya se había levantado de su silla en un arranque de celebración al que siguieron los aplausos correspondientes. Gallardón y Botella se sumaron con énfasis.

Por su parte, Díaz Ayuso y Pablo Casado estuvieron más lentos, más protocolarios. Pero el resultado fue el mismo. Toda la plantilla del Partido Popular terminó en pie, con un largo aplauso de reconocimiento, pero sobre todo de satisfacción.

Caras largas

Sin embargo, no todo era alegría. También había caras largas. El compañero de Carmena y cabeza de lista para la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón, contemplaba la escena con gesto serio, manos entrelazadas y apoyadas sobre la barandilla.

Ni un aplauso. Ni por su parte ni por la de sus acompañantes. Manuela Carmena había tenido que ceder el bastón de mando y por tanto, no había nada que celebrar.

Tampoco para los socialistas. La derecha volvía a gobernar y ni Pepu Hernández ni Ángel Gabilondo desde su tribuna de visitante cambiaban la expresión de sus caras. La seriedad se había instaurado en la izquierda.

El broche final

Los portavoces de cada grupo subieron al atril central para dedicarse agradecimientos, halagos, pero también reproches y acusaciones. La ya antigua alcaldesa, Manuela Carmena, felicitó a su sucesor en un discurso largo que fue ovacionado con un regusto a despedida por compañeros de bancada. Se había cerrado un ciclo que daba lugar a otro.

Finalizó el acto y los que tuvieron que celebrar, celebraron. Los dirigentes del Partido Popular bajaron a acompañar a su nuevo alcalde al cierre de la jornada. Selfies, besos, abrazos y palmadas en la espalda se repartían por sala ante los flashes de los fotógrafos.

José Luis Martínez-Almeida estrenó su cargo compareciendo ante los medios. Puso en valor el apoyo recibido por los de Villacís y Ortega Smith sin especificar lo que habían firmado entre ellos, para continuar su camino plagado de enhorabuenas y vítores de “¡Alcalde, alcalde!”.

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