El Gobierno negocia con Ciudadanos un confinamiento duro en noviembre por toda España para salvar la Navidad

Ha reclamado a Cs que presione al PP en las autonomías en las que gobiernan juntos. El objetivo es doblegar pronto la curva para impulsar el consumo desde principios de diciembre

Pedro Sánchez e Inés Arrimadas.
Pedro Sánchez e Inés Arrimadas.

El Gobierno y Ciudadanos están de acuerdo en aplicar un frenazo en seco de la actividad económica y social durante el mes de noviembre para conseguir después impulsar el consumo durante la campaña de ventas de Navidad, la más importante del año en términos de facturación. Tratan ahora de convencer del plan al PP.

En el Ministerio de Sanidad, conscientes de la llegada de los días de las reuniones familiares y ante el repunte de los contagios, han comenzado a plantear a las comunidades autónomas que endurezcan las restricciones para aplanar la curva de contagios.

El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado (de Ciudadanos), ha dejado clara ya públicamente esa intención. Las medidas para contener el virus deben mirar ya hacia principios de diciembre.

“Tenemos que llegar a Navidad con una incidencia acumulada de 25 casos positivos por cada 100.000. Ese es el reto, ambicioso, pero si somos capaces de llegar a esos niveles, habremos salvado la campaña de Navidad y la salud”, declaró en una entrevista en El País el pasado domingo.

Muchas autonomías han empezado, de hecho, a tomar medidas drásticas con un objetivo a corto plazo: llegar a la campaña de Navidad con una menor tasa de infectados y evitar restricciones más duras.

Apoyo del PP en las autonomías

Según ha podido saber Confidencial Digital por fuentes conocedoras de la estrategia del Gobierno, el movimiento del vicepresidente de la Comunidad de Madrid responde a una negociación con el Ejecutivo central para lograr extender este parón a toda España.

El Ministerio de Sanidad ha planteado a Ciudadanos que promueva la idea de Ignacio Aguado como un auténtico bloque en las autonomías donde gobierna en coalición con el PP y el departamento que dirige Salvador Illa encuentra una mayor resistencia de los presidentes autonómicos para establecer nuevas medidas restrictivas.

Confinamiento en noviembre

La estrategia por tanto que comparten estos días el Gobierno y Ciudadanos es clara: frenar en seco, disminuir pronto la tasa de contagios y arrancar fuerte. Los interlocutores de ambas partes coinciden en que las fiestas navideñas de este año “no serán normales” y que es necesario llegar a diciembre “en las mejores condiciones posibles”.

Consideran que un confinamiento durante varias semanas en noviembre sería de una “extraordinaria importancia” para la inversión, para la facturación, para las celebraciones y comidas de empresa y también para las reuniones familiares que vienen después en el mes de diciembre.

 

Un escenario que no implica ni mucho menos volver a un encierro como el de marzo, sino medidas restrictivas para reducir al máximo la actividad económica y social y, sobre todo, la movilidad de los ciudadanos.

El principal escollo está en Madrid

Para ello, las comunidades autónomas están aplicando nuevas restricciones, y algunas no han descartado llegar a un nuevo confinamiento o al toque de queda, como Navarra y Cataluña.

Sin embargo, Moncloa y Sanidad son conscientes de que el principal escollo en las autonomías se encuentra en la Comunidad de Madrid. Las administraciones continúan totalmente enfrentadas y los dirigentes madrileños acusan al Gobierno central de cambiar los criterios para justificar el estado de alarma.

En Madrid, el estado de alarma impuesto por el Gobierno decaerá este sábado porque el ministro Illa ha confirmado que no va a solicitar una prórroga, pero desde la Comunidad tienen claro que las restricciones seguirán siendo necesarias.

Sin embargo, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, defiende que sean medidas “sensatas”, no demasiado invasivas para evitar la quiebra económica de la región. Apuesta por los confinamientos por zonas básicas de salud establecidos por la Consejería de Sanidad.

En cambio, el vicepresidente Aguado ha reclamado “medidas contundentes que hagan bajar de manera drástica la curva” antes de la campaña navideña, en línea con la estrategia que se desvela en esta información y que el Gobierno trata de promover a nivel nacional con la ayuda de Ciudadanos para salvar la Navidad.

10.000 millones de gasto, en el aire

Se trata de un tema sensible. Tanto que las patronales empresariales han comenzado a alertar de que la factura de la Navidad saldrá muy cara este año a España si los rebrotes obligan a cerrar hoteles, comercios o restaurantes. O si se limita mucho el aforo o la movilidad.

Advierten de que hay en juego más de 10.000 millones de euros. Es el dinero que gastaron el año pasado los 18.692.000 de hogares que hay en el país en tiendas, bares, hoteles o viajes durante el último mes del año, unos días clave para el consumo.

O lo que es lo mismo: cada familia gastó 554 euros en la campaña de Navidad, un 2,4% más que en 2018, según un informe de la consultora Deloitte.

Más del 40% de ese presupuesto se destinó a los regalos. En la Confederación Española del Comercio (CEC) aseguran que “la facturación de muchos comercios en diciembre representa hasta el 60% de todo el año”.

Las previsiones tampoco anticipan que las ventas vayan a remontar de aquí a final de año: el 40% de los españoles prevé reducir el consumo porque cree que la economía empeorará, según el Informe Perspectivas del Consumidor de Kantar que se conoció la semana pasada.

La CEC no cree ni siquiera que las compras por internet o que el Black Friday puedan animar la campaña de invierno.

Con la misma preocupación hablan los propietarios de bares y restaurantes. Diciembre suele ser un buen mes. Las cenas y comidas con familiares, amigos o compañeros de trabajo dejaron el año pasado 3.200 millones en la hostelería, según Deloitte.

O lo que es lo mismo, cada hogar se gastó de media 173 euros. La facturación de muchos locales durante esos días representa el 25% de los ingresos de todo el año.

Tampoco se muestran optimistas los dueños de locales de ocio nocturno, que ingresaron durante las fiestas navideñas del año pasado más de 1.400 millones de euros, pero ahora asumen la imposibilidad de organizar fiestas de fin de año o las celebraciones de empresa.

Existe también una gran incertidumbre en las agencias de viaje, hoteles o estaciones de esquí. Cada vez más españoles se cogen unos días de vacaciones en diciembre para hacer alguna escapada. Los viajes en Navidad han pasado de los 6,8 millones de 2015 a los 9,2 millones de 2018, según el INE, lo que representa un crecimiento de un 36%.

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