Goirigolzarri, como Jordi Sevilla
Pedro Sánchez ha transmitido a Pablo Iglesias que su idea no es mantener Bankia como banco público de forma permanente, pero no debe existir ninguna urgencia para la privatización.
Sus colaboradores económicos más cercanos aseguran que Sánchez aboga por que Bankia sea ejemplar en gobernanza, gestión y transparencia mientras sea un banco del Estado. Y considera que la entidad marcha ahora en esa dirección.
Por eso, apoya a José Ignacio Goirigolzarri como presidente, “a pesar de haber sido colocado por De Guindos” tras la salida de Rodrigo Rato, y defiende darle máxima libertad en la gestión. La ministra de Economía, Nadia Calviño, considera también que está realizando un “buen trabajo”.
Este último es uno de los aspectos que más separa al PSOE de Unidas Podemos, en relación con el futuro de Bankia. El partido morado lo tiene claro: quiere la cabeza de Goirigolzarri.
Desde luego, la transformación del grupo nacionalizado (del que el Estado controla el 62%) en un banco público llevaría consigo la destitución o dimisión de Goirigolzarri, puesto que el directivo no estaría dispuesto a permanecer al frente de una entidad de ese estilo.
El Chivato ha podido escuchar estos días, en ambientes financieros, que Goirigolzarri confía en que, pese a la entrada de Podemos en el Consejo de Ministros, el Gobierno tenga “respeto absoluto al trabajo de los gestores de Bankia”.
Ha llegado a afirmar, en claro tono de advertencia, que “no aceptará ningún tipo de injerencia”. A muchos miembros de su entorno, que han escuchado ese comentario, les ha venido el mismo pensamiento a la cabeza: “Goiri, como Jordi Sevilla”.
Sevilla acaba de abandonar la presidencia de Red Eléctrica tras rechazar las injerencias en la compañía por parte de la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera. El ex ministro socialista considera que debía defender a los accionistas del tijeretazo acordado por la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC).
