Los guardias civiles que vivían en la casa-cuartel de Burgos contra la que atentó ETA en verano han sido trasladados a pisos alejados entre sí para evitar nuevos ataques

Las 117 personas que vivían en la casa-cuartel de Burgos atacada por ETA el 29 de junio de 2009 ya han sido realojadas. Medio año después del atentado, viven en pisos pagados por el ayuntamiento y el Gobierno central, y alejados entre sí para evitar nuevos ataques de la banda terrorista.

“La respuesta de la administración ha sido bastante rápida, y en poco tiempo todas las familias tenían un nuevo hogar donde vivir”. Estas palabras pertenecen a una voz autorizada de la Guardia Civil de Burgos, que explica de esta forma las medidas de seguridad que se han tomado en el realojo de los agentes:

 “En primer lugar, el traslado no se ha anunciado a la opinión pública, queríamos evitar publicidad y notoriedad en este asunto. Además, los guardias civiles han sido repartidos por distintos barrios de la ciudad, para evitar que ETA pueda localizar en una misma zona a todos los agentes”. Efectivamente, según ha podido contrastar este confidencial, las familias que compartían sus vidas en la casa-cuartel atacada por ETA se encuentran ahora bastante separadas entre sí. “Existe algún caso en el que, en un mismo edificio, hay dos agentes de vecinos, pero, son la excepción que confirma la regla”.

Véalo en El Confidencial Autonómico

 

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