8-M: La huelga a la japonesa es un invento español

La presidenta madrileña Cristina Cifuentes o la ministra de Agricultura Isabel García Tejerina son dos de las políticas que en las últimas semanas han propuesto la ‘huelga japonesa’ como respuesta al parón convocado por colectivos feministas. Mariano Rajoy desautorizó a ambas al decir que no se “reconoce” en estas afirmaciones.

Lo cierto es que, como tal, las huelgas a la japonesa no existen. En Japón, cuando se hace huelga se hace huelga. La creencia española acerca de las ‘huelgas a la japonesa’, en la que los trabajadores se afanan en sobreproducir más allá de lo que el sistema puede asimilar y provocar así su colpaso, es simplemente un mito.

El origen de la expresión es incierto, pero la leyenda urbana recurre a la fama del país nipón como paradigma de un eficaz sistema productivo capaz de producir graves daños económicos saturando el mercado de productos. Sea como fuere, en Latinoamerica también se ha extendido el mito y se usa abiertamente en la terminología de la negociación laboral.

De hecho, es falso que Japón esté exento de huelgas. En 2012 se produjeron una serie de fuertes paros tras la llamada ‘lucha primaveral’, en la que los trabajadores nipones consiguieron un compromiso para elevar los salarios y mejorar las condiciones laborales.

Siguiendo el falso ejemplo japonés, en España sí se han realizado huelgas de este tipo. Uno de los sectores que más ha recurrido a este tipo de medida de presión han sido los policías.

Por ejemplo, los agentes de Zaragoza iniciaron una ‘huelga a la japonesa’ en 2014 y comenzaron a multar a todo tipo de vehículos, incluidos autobuses municipales y bicicletas mal aparcadas. Lo mismo ocurrió el año pasado en la localidad canaria de La Laguna, donde se pasó de 10 multas diarias a 80, o en la valenciana de Algemesí.