José Apezarena

Lameculos y paniaguados

Albert Rivera, en su escaño junto a Girauta.
Albert Rivera, en su escaño junto a Girauta.

Juan Carlos Girauta, uno de los más conocidos diputados de Ciudadanos, se ha soltado la melena, dialécticamente hablando, para arremeter contra los socialistas catalanes por no haber respaldado la moción de censura contra Quim Torra.

Lo ha hecho a través de Twitter, con estas palabras: "El PSC ha decepcionado hoy a muchos. A mí ya no podía: lo abandoné hace 33 años sabiendo lo que era: un partido de lameculos paniaguados mezclados con ladrones pijos".

No se ha quedado ahí. Ha llamado a los socialistas catalanes: "Traidores, acomplejados, inmorales y nacionalistas dedicados a servirle a Pujol la cabeza del área metropolitana".

Como puede verse, los adjetivos utilizados son de campeonato.

¿Qué puede haber detrás de una explosión verbal tan exagerada? Cabría atribuirlo a la acumulación de malas noticias para Ciudadanos.

Una de ellas, la inmediata: ver cómo fracasaba rotundamente la iniciativa de interponer una moción censura, que, por si faltara algo, ha proporcionado a Quim Torra su mejor votación en el Parlament.

La censura se ha interpretado como una iniciativa coyuntural y oportunista, que no se puso en marcha cuando existían muchos más motivos. Por ejemplo, cuando Inés Arrimadas ganó las elecciones catalanas y convirtió a Ciudadanos en el partido más votado.

No se intentó entonces, y la sorprendente explicación de que en aquellos momentos "no existía goma dos" resulta un tanto forzada.

Hay que añadir, además, que probablemente se ha tratado de una operación mal pergeñada y mal desarrollada. No lo negociaron bien antes, y la portavoz tampoco era la persona más indicada. Al menos a la hora de conseguir aliados. Lorena Roldán había acumulado con los socialistas tal suma de agravios que resultaba totalmente  imposible que la apoyaran.

 

El fracaso de la moción está, sin duda, detrás de los improperios de Girauta. Pero también han podido pesar las malas expectativas que, según el consenso de los sondeos, amenazan al partido de cara a las elecciones del 10 de noviembre. Demoledor resulta el dato de que, un 30% de quienes les votaron antes, ahora se arrepienten de haberlo hecho.

Evidentemente, no corren buenos tiempos para Ciudadanos, ni para su líder, Albert Rivera. Ni para el resto de dirigentes. Y el gesto de Girauta tampoco ayudará mucho.

En mi opinión, el insulto, la falta de respeto, la descalificación personal, no constituyen las mejores armas para recuperar un crédito perdido. Al contrario, muchas veces producen el efecto menos deseado: desautorizan a quienes los esgrimen.

En mi opinión, lameculos, paniaguados, ladrones, pijos, traidores, acomplejados e inmorales son adjetivos excesivos. Se digan de quien se digan. Y más aún acumulados todos juntos.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato