Los ¿expertos? del… ¿Gobierno?
El Mundo ha publicado los nombres y fotografías de los expertos del Gobierno para la gestión de la pandemia del coronavirus. El periódico les llama los 15 ‘sabios’ de Sánchez en la crisis.
Sus nombres son: Ana María García, Antoni Plasencia, Raquel Yotti, Manuel Cuenca, Miguel Hernán, Carlos Cuerpo, Miguel Otero, Manuel Muñiz, Ángel Alonso, Diego Rubio, Diego Martínez, Carme Artigas, Pepe Fernández-Albertos, Borja Barragué y Bruno Sánchez Andrade.
Se trata de un grupo heterogéneo de profesionales, en el que hay una importante participación de sanitarios, pero también expertos en economía, analistas políticos, un filósofo y un astrofísico.
Por lo visto, esos ‘sabios’ han asesorado al Gobierno en la elaboración de las medidas contra el coronavirus, y últimamente en redactar el vigente plan de desescalada para salir del confinamiento y recuperar parcialmente el funcionamiento de la economía y del país en general.
No se sí, en efecto, son tan sabios, porque, a la vista de las decisiones que han ido tomando Pedro Sánchez y su equipo, no lo parecen mucho. Tantos han sido los fallos.
Es más. Pienso que, al difundir sus identidades, se les ha hecho un flaco favor, ante la evidencia del cúmulo de catástrofes, errores y chapuzas acreditadas por el Gobierno. Sus nombres van a quedar vinculados a los desatinos y equivocaciones acumuladas desde que comenzó la crisis.
Por intentar justificarles, quizá lo que ha ocurrido es que en realidad sí han aportado ideas y consejos verdaderamente atinados y eficaces, pero no les han hecho caso. Quizá Moncloa ha ido tomando decisiones a su aire, para su provecho y conveniencia, y no en función de los dictámenes de tales expertos.
De todas formas, hay un dato que me parece significativo. La gran mayoría de esos expertos ocupan o han ocupado cargos políticos en gobiernos socialistas.
O sea, que parece que Pedro Sánchez ha optado por garantizarse el alineamiento, la fidelidad ideológica, más que asegurar la máxima cualificación técnica y profesional, a la altura del durísimo problema planteado.
A pesar de la gravedad del desafío, con cientos de miles de infectados y decenas de miles de muertos, y ahora con la economía por los suelos, por lo visto no ha buscado la ayuda y el consejo de los mejores del país en todas esas áreas, sino más bien a personas “de confianza”.
Considero que el no haber recurrido al dictamen y asesoramiento de los mejores cerebros de España en cada uno de los campos concernidos puede constituir un hecho muy grave, del que tal vez un día Pedro Sánchez tenga que dar explicaciones serias.
Y, encima, con el presidente decidiendo en solitario, mientras mantiene al resto de los ministros fuera de cancha, al margen, sin información.
El periódico los llama expertos del Gobierno. En el titular de esta columna he escrito Gobierno entre interrogantes, porque en no pocas ocasiones he tenido dudas de que el equipo que ha estado al frente del país durante la pandemia, con Pedro Sánchez en primera posición, no haya sido en realidad sino un grupete de colegas ideologizados, que han colocado como prioridad sobrevivir, salir adelante, conservar el poder, más que pensar en solucionar el problema y en el bien de la ciudadanía.
Y que, como consecuencia de eso, el Gobierno haya ido tomando decisiones atendiendo, no tanto al interés general del país, cuanto a objetivos coyunturales, partidistas y de imagen. Cuando no el provecho personal, político y hasta egoísta. Lo ocurrido en torno a la convocatoria del 8-M es el ejemplo paradigmático de esa actuación torticera.
Y lo que nos queda, porque se anuncia que el coronavirus estará en España hasta agosto.
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