No hay lugar para la amenaza, señora Colau
¿Tiene credibilidad moral una Ong hasta ahora desconocida, que recibe 3,7 millones anuales de subvención para perseguir, insultar y acosar a diputados del Partido Popular y sus familias, con intención de obligarles a firmar una ley que la ong considera irrenunciable?
No digo que la citada Ley no merezca ser debatida y apoyada en el Congreso. No. Lo que me cuestiono son las formas amenazantes y nada democráticas que la portavoz de esta ong (sigo sin saber el nombre, objetivos y tarea que realiza con esos 3,7 millones que recibe gratuitamente de los españoles) utiliza, haciendo caso omiso de las sanas prácticas democráticas. Recurrir a la algarada, a la persecución contra las personas, el insulto y las amenazas no casan bien en un Estado de Derecho, sino que recuerdan páginas pasadas de la historia española, cuando la violencia era moneda de cambio en la vida política.
Además me sorprende el poco sentido democrático de algunos grupos políticos (el señor Coscubiela, de IU) que no solo no han tenido la elegancia de denunciar el acoso a que la señorita Colau somete al partido del Gobierno, sino que lo aplauden. Estoy segura de que, como José María Bermúdez de Castro ha manifestado, "si algún diputado de IU" sufriera el mismo acoso, "el PP sería el primero en denunciarlo y solidarizarse".
