Un manifestante acepta una condena por desórdenes y 51.000 euros por lesionar a mossos en 2019

La jueza suspende el ingreso en prisión tras un acuerdo entre defensa y acusaciones

Protesta contra el juicio del 1-O frente a la Fiscalía Superior de Catalunya
Protesta contra el juicio del 1-O frente a la Fiscalía Superior de Catalunya

Un joven ha aceptado una condena por desórdenes públicos, atentado a agentes y lesiones menos graves a dos mossos d'Esquadra durante una manifestación en Barcelona el 1 de febrero de 2019 en protesta por el traslado de los presos del 1-O a Madrid para acudir al juicio en el Tribunal Supremo (TS), por la que deberá pagar una multa de 1.800 euros y un total de 51.185 euros en indemnizaciones a los dos policías.

En el juicio de este jueves en la Sección 2 de la Audiencia de Barcelona, la Fiscalía, las acusaciones ejercidas por los agentes y la defensa han expuesto a la magistrada el acuerdo que han alcanzado y por el que las partes han rebajado las peticiones de penas, ante lo que la Sala ha dictado de viva voz el fallo de la sentencia.

Así, el hombre ha aceptado dos años de cárcel (la fiscal pedía inicialmente seis) por desórdenes y dos delitos de atentado, y la Sala ha avalado que el joven no entre en prisión por ser su primera condena y no superar los dos años de pena.

Las acusaciones han tomado en cuenta los atenuantes de reparación del daño --el joven ya ha pagado una parte de las responsabilidades civiles-- y de alteración psíquica después de que su abogado ha acreditado que el joven tiene un trastorno bipolar que pudo afectarle durante los hechos.

El joven ha reconocido los hechos y los delitos que se le imponen, y se ha comprometido a pagar la totalidad de las responsabilidades civiles y de la multa, para la que se ha acordado un pago fraccionado en cuatro mensualidades.

Protesta en 2019

El escrito de acusación de la fiscal relata que el joven participó en la manifestación de febrero de 2019, que se concentró ante los edificios de la Fiscalía Superior de Cataluña, la Conselleria de Interior y el Palau de la Generalitat, y él llevaba petardos, dos espinilleras para protegerse de las cargas policiales y un casco integral de color negro.

Frente a la Generalitat, un grupo de manifestantes lanzó pintura y petardos a los policías que protegían el edificio, y varios agentes infiltrados en la protesta les siguieron después por la calle del Call, donde uno de los mossos denunciantes le identificó y él "para evitar ser detenido trató de golpearle en la cabeza con el casco", lesionándole un dedo mientras el otro agente intervino y resultó lesionado en la muñeca y el hombro.

 

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