Cómo mantener tu reloj cuidado en verano

Cada vez más a menudo, los expertos recomiendan identificar las vacaciones de verano con una completa desconexión. Olvidar el trabajo, la rutina o en qué día de la semana se vive son sensaciones clave para un buen descanso y afrontar la vuelta con más fuerza.

Pero tampoco hay que pasarse. El complemento más honrado y fiel, el reloj de pulsera, no tiene por qué abandonarse en verano. Y mucho menos por razones de mantenimiento, ya que conservarlo en perfecto estado es mucho más sencillo de lo que se imagina.

El Confidencial Digital ha querido conocer las claves para mantener el reloj en buen estado durante las vacaciones, y para ello ha contactado con Manuel Muñoz, responsable de comunicación de la Asociación Nacional de Profesionales Relojeros Reparadores (ANPR).

Manuel Muñoz aclara que, en primer lugar, hay que plantearse si se trata de un reloj con cierto valor económico o afectivo al que se le tiene aprecio, y por lo tanto, si compensa o no comprobar su fiabilidad a prueba de golpes, arena, sol, agua... En el caso de que así sea, el experto relojero explica ciertas precauciones a tener en cuenta:

-- Revisión previa: antes de comenzar las vacaciones, llevar el reloj a un profesional cualificado para su puesta a punto con un servicio básico: cambio de pila, comprobación del buen estado de las juntas, etc.  Aunque lo más importante es realizar un test de hermetismo, que consiste en verificar que el reloj está perfectamente hermético y no le va a entrar agua en caso de sumergirse con él.

-- Evitar exposiciones prolongadas al sol: El aumento de temperatura interna es algo que sigue preocupando incluso a los diseñadores de productos de alta gama tecnológica. El reloj de pulsera no se desmarca de la regla general y también se calienta. Si su temperatura supera el máximo que el material es capaz de aguantar, el mecanismo interno podría fallar. En la misma línea, es importante también no someter al reloj a cambios bruscos de temperatura.

-- Limpiar el reloj con agua y jabón: los restos de suciedad más superficiales, como cloro o arena, pueden eliminarse con un simple lavado de agua y jabón. Es muy importante realizar esto con cierta frecuencia para evitar que los residuos se acumulen.

-- Si detectamos vaho en el cristal, acudir a un profesional: puede deberse a un exceso de aire en el interior del reloj, diferencias de temperatura o la inmersión de agua. En cualquier caso, es síntoma de que algo va mal. Por tanto, es recomendable tratarlo cuanto antes para evitar un problema mayor.

El cuidado de las correas

Un reloj de pulsera no es nada sin una correa. Existen distintas alternativas a gusto de cada uno, ya sea por estética o comodidad. En función del material que se elija, las precauciones y tratamiento para su buen cuidado cambian ligeramente:

-- Correas de acero: Son las que, por lo general, soportan cualquier tipo de prueba a la que se enfrenten. Salvo los arañazos que sufran, aguantan muy bien los golpes y el calor.

-- Correas de caucho: aunque son muy resistentes al agua, es fácil confiarse y despreocuparse de su cuidado. Sin embargo, el caucho se desgasta y se corre el riesgo de que se parta y se pierda el reloj.

-- Correas de piel: son la ‘niña bonita’, pero también la opción más frágil. Sustancias como agua, cloro, sol o salitre disminuyen su vida útil en más de un 70%. Aun así, soportan cierto grado de humedad.

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